Música en la calle, pero pocos se detienen. En la imagen, actuación de Tomàs Fabregat en la plaza de la Hierba, uno de los puntos con menos 'imán'. Foto: Pau Bellido (ACF).

El Castellón Mare Nostrum ha arrancado con timidez, sin conseguir el propósito de atraer con fuerza al público, que en un porcentaje bajo se ha detenido para escuchar la música que a su paso se le estaba ofreciendo en ocho espacios céntricos de la ciudad y de manera gratuita. Salvo momentos puntuales, como los jóvenes Out of Ink en la plaza Mayor actuando ante bastantes de sus compañeros de estudios, la cifra de cien espectadores no se ha superado a lo largo de toda la jornada del jueves en ninguna de las 67 actuaciones realizadas. Una previsión muy optimista del presidente de la Diputación Provincial, Javier Moliner, apuntaba a 15.000 visitantes de toda la Comunitat Valenciana al final de esta primera edición. Salvo que se produzca un cambio radical –y casi milagroso- en los tres días que restan de esta cita municipal, la cifra real se quedará muy alejada de la anunciada, contando incluso al público local. Parece confirmarse que a la mayor parte de la ciudadanía le cuesta acudir a escuchar música en vivo, salvo citas puntuales, como macrofestivales o ante la presencia de nombres muy populares. Aunque algunos espectadores le dan la vuelta al propósito del evento y apuntan que hubiese sido mejor programar bien avanzada la tarde, con mayores posibilidades de asistencia. Por repetidos comentarios escuchados ante los escenarios, parece que la idea no ha acabado de calar entre una parte de la ciudadanía, que no entiende muy bien lo que se le está ofreciendo.

Ya lo ha comentado en la mañana del jueves el dúo Carretera y Manta en su actuación en la Puerta del Sol: “Si te gusta la música es tu oportunidad, si no te tendrás que aguantar” hasta el domingo. Música en directo, en un formato íntimo y sencillo, sin grandes infraestructuras ni impresionantes puestas en escena; sólo artistas, instrumentos, micrófonos y altavoces en el suelo. Ellos se convierten en músicos callejeros, los transeúntes del centro de la ciudad en el público –voluntario o casual mientras se toma un café, realiza alguna compra, trabaja o se pasea- y cada una de las plazas en escenarios coordinados… con aspectos a mejorar.

Dos jóvenes consultan la programación del Castellón Mare Nostrum durante la actuación de Cándida en la plaza Santa Clara. Foto: Pau Bellido (ACF).

La oferta es variada en cuanto a estilos, aunque en algunos casos excesiva, pudiéndose escuchar hasta 16 veces (!!!) en el primer día a Joe Petraski y Los Carniceros del Tango, eso sí, dividiéndose el sexteto en varios subgrupos con repertorios cambiantes (melódica y guitarra… melódica, clarinete y voz… voz con guitarra…). También se ha podido oír, por ejemplo, el teclado de Lisbeth Freites, que ha tenido que cargar con los 15 kilos del instrumento de escenario en escenario, a los inclasificables Dwomo cantando en japonés y también acompañando el tango’n’roll de Cándida, el blues de Dos Animales, la suavidad de soul/bossa nova/jazz de Bluet, el flamenco de El Tete, el rock and roll de los jóvenes grupos de la plaza Mayor (Out of Ink, Nowhere Kids, Must Go y Trece), la maestría a la guitarra clásica de Manuel Babiloni, quien sí ha rozado el lleno en el Centre Municipal de Cultura, aunque apuntando que ha reunido a unos cien espectadores.

El mecanismo de la actividad se basa -salvo los conciertos especiales y los de la noche en restaurantes- en actuaciones de veinte minutos de duración en un lugar del centro para trasladarse a otro espacio al aire libre, con inicios a las horas en punto y a las medias. El resultado es que los escenarios con cafeterías próximas obtienen una mayor atención, mientras que en lugares como la plaza de la Hierba o la avenida Rey Don Jaime cuesta mucho más captar oyentes. Los ruteros aparecen ya con la noche asomando, desplazándose en busca de directos, aunque en cantidades no demasiado llamativas. Uno de los comentarios comunes es que el sonido es manifiestamente mejorable en algunos puntos, como en la plaza Mayor, que además afecta al correspondiente al cercano de la plaza de la Hierba, un defecto que se podría haber subsanado no haciendo coincidir las franjas horarias de inicio en ambos escenarios.

Dwomo, en la plaza Hernán Cortés. Foto: Pau Bellido (ACF).

Por delante quedan tres días de música en vivo protagonizados por los grupos fijos, junto a las actuaciones especiales, con la presencia de escuelas de música y baile, más Ramon Godes y Alejandro Royo (viernes), escuelas de danza, el Rock and Jocs de Simago Lemon's, el piano a cuatro manos de Gimeno y Solsona, el violonchelista José Enrique Bouché y el folk alcarreño-norteamericano de Los Hermanos Cubero (sábado) y el final con Bigbolerando el domingo a las 19:30 en la plaza Mayor.

De manera complementaria, se ofrece la oportunidad de aparcar el vehículo por un precio de 15 euros todo el fin de semana con el abono del festival o por 2,5 euros de 16:00 a 24:00 en los párkings de Clavé, San Félix, avenida del Mar, plaza Borrull y Hospital Provincial. Además, en los hoteles Mindoro, Doña Lola, Civis e Intur se han fijado precios especiales de alojamiento.

La organización del Castellón Mare Nostrum corresponde a Norris Bronson & Asociados, con la colaboración de las promotoras musicales locales Metrònom, Born! Music y Castellón en Vivo, y el patrocinio del Ayuntamiento y de la Diputación Provincial.

En este enlace se puede consultar la programación de todos los días del Castellón Mare Nostrum, con más de 250 conciertos en horarios de 10:00-13:30 y 17:00-21:30, más actuaciones nocturnas en restaurantes, a partir de las 23:00.