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The Hives, Aoki, Fangoria y La Pegatina, guindas de otro Arenal Sound masivo sin destino decidido

El concierto de The Hives resultó espectacular de principio a fin. Foto: Carme Ripollès.

El multitudinario éxito de Fangoria y la explosiva recta final con The Hives, La Gran Pegatina y un Steve Aoki encabezando el largo listado de Djs fueron las guindas de un Arenal Sound que después de un año muy complicado, cuando ha llegado su momento (2-7 de agosto) ha conservado en su séptima edición su ya constatado poder de convocatoria. Las cifras aportadas por la organización apuntan a más de 300.000 asistencias en los seis días, con 18 nacionalidades representadas, y la creación de 3.500 puestos de trabajo. Sin embargo, la otra sensación que queda es que se ha cerrado una etapa. Si un año atrás el director del festival, David Sánchez, afirmaba sin dudas que “Arenal Sound es un festival creado para Burriana; en otro lugar sería otra cosa” tras aceptar la condición del Ayuntamiento de que la organización se hiciese cargo de los gastos de limpieza, en la rueda de prensa de este pasado domingo 7 de agosto desveló que la edición en 2017 se desarrollará entre el 1 y el 6 de agosto “en un lugar donde se nos asegure estabilidad”.

Una localidad por decidir dentro de las negociaciones ya iniciadas entre Generalitat Valenciana –su apoyo ha sido clave en este 2016-, ayuntamientos y organizadores. Y a pesar de la afirmación de la alcaldesa, Maria Josep Safont, de que “el equipo de gobierno municipal quiere el festival”, David Sánchez eludió en todo momento situar a Burriana como candidatura principal, sonando su “queremos dar las gracias a Burriana por estos siete años” como una despedida a la localidad, defendiendo la aceptación que ha tenido el festival entre la población con este dato: “Para esta edición, el primer día de venta de abonos, exclusivamente para gente de Burriana, vendimos 5.800, a los que hay que añadir otros 2.800 posteriormente”. El 13 de noviembre, fecha de puesta en venta de los nuevos abonos, es el límite para conocer la ubicación del octavo Arenal Sound, eso sí, dentro de la Comunidad Valenciana y con las comarcas castellonenses como destino preferente.

La incógnita es saber en qué localidad lucirá el luminoso de Arenal Sound en 2017. Foto: Carme Ripollès.

El provisional Arenal Sound de 2016 ha presentado como novedad más palpable la división del recinto de conciertos en dos partes separadas por un par de kilómetros y ha resultado un inconveniente al tener que escoger pero a la vez ha restado problemas a la hora del aparcamiento. Además, el escenario de la playa ha contado con cantidades más elevadas de público que en ediciones anteriores y el nuevo recinto ha acumulado concentraciones importantes de espectadores en la mayor parte de los conciertos, desvelando a la vez uno de los problemas: el polvo. A mayor éxito entre el público, mayor movimiento y más grande la polvareda, que en casos como la actuación de Steve Aoki llegó a ser realmente molesta. Algo normal al tratarse de un terreno agrícola con tierra suelta. El carácter supramunicipal que le concedió la Generalitat para esquivar los posibles problemas de ruido que se exponían desde el Ayuntamiento provocó que se celebrasen conciertos en Vila-real y en Nules durante la semana del festival, con el resultado ya esperado: muy escaso interés en ambas poblaciones.

EL DOMINGO, DÍA DE APOTEÓSICA GUINDA FINAL

Steve Aoki fue el encargado de cerrar el nuevo recinto principal, abarrotado de espectadores. Foto: Abel GImeno.

Datos numéricos como sus casi ocho millones de seguidores en Facebook -seis millones por encima del segundo en el ranking, Two Door Cinema Club- hacían de Steve Aoki el indiscutido cabeza de cartel de esta séptima edición. La organización le situó como cierre del escenario principal y el estadounidense de sangre japonesa cumplió con el pronóstico y consiguió que el Arenal Sound se llenase por completo (no cabía ni un alfiler en el recinto) bailase y saltase a su ritmo; pero Steve Aoki no estuvo a la altura.

Y es que Steve Aoki ya no es Steve Aoki. Ese Steve Aoki que hace cinco años conseguía poner la electrónica en lo más alto, acercarla a todo tipo de público y que consiguiésemos entender esa combinación entre ritmos tan frenéticos como su “Turbulence” con el del set hecho espectáculo con tartas (también hubo tarta en Burriana), barcas, cava e incluso billetes en algunos de sus shows. Una fórmula que parece ya agotada y que, en su paso por el Arenal Sound, olía a la estela que dejó Nervo en la edición de 2015, que se puede resumir en: tirar de hits facilones (y que llevaban sonando en el festival desde hacía cuatro días) y con un set excesivamente zurcido al que poco le quedaba para la improvisación (tampoco se entendió que durante el set disminuyese el volumen). Si el propósito era bailar y levantar arena, lo consiguió. Si el propósito era dejar una de las mejores sesiones del festival, tal vez no.

El 'show' de La Gran Pegatina fue grabado en vistas a un próximo disco en directo. Foto: Cristian Lorente.

Tampoco se quedó atrás La Pegatina, que llegaba al Arenal Sound con una nueva propuesta: La Gran Pegatina. Lo lanzaron como una “big band loquísima”, y así es. Llegan con más músicos y las voces de Maribel La Canija y Pipo Ti. No hay Arenal Sound sin concierto de La Pegatina, y en esta edición consiguieron volver a reventar el recinto, pero esta vez desde el escenario principal en horario de madrugada. La Gran Pegatina recogió todas sus canciones en un concierto de dos horas que fue grabado en audio y en vídeo para su posterior lanzamiento en el que no faltaron las ya clásicas (“Lloverá y yo veré”, “Maricarmen”, “Todos los días sale el sol”) y sus particulares versiones (como con el “Mi gran noche” de Raphael), pero que ahora suenan más a reggae, más a rumba, más a rock alternativo, con más fuerza,… Suenan más.

Pelle Almqvist, todo un 'showman' encima del escenario y también debajo. Foto: Carme Ripollès.

La explosiva sorpresa llegó con los suecos The Hives. A pesar de que el Arenal Sound es una coctelera musical en la que cabe casi todo sin una línea concreta sobre la que desarrollarse (y con marcada tendencia a la repetición de nombres), ya llamó la atención el pasado año -entonces anulado por la tormenta- el anuncio de la presencia de los suecos dentro del cartel a causa su marcada idiosincrasia rockera ("Existen dos músicas: rock y roll", decía orgulloso su cantante, Pelle Almqvist, a ratos en inglés y otros en castellano). Pero aunque no lo pueda parecer así, dentro de este festival también existe una porción de público amante de las guitarras y los ritmos sin freno que tomaron las posiciones que habían dejado un rato antes los más jóvenes seguidores de Izal para descargar adrenalina al ritmo de unos ya veteranos escandinavos surgidos a inicios de los noventa tras la estela de nombres como Hellacopters. Desde el efectivo "Come on!" al  explosivo -nunca mejor dicho- "Tick tick boom" dieron toda una lección de qué es rock and roll salvaje, garagero y sin aditamentos. Pelle se ofreció unos meses atrás a sustituir a Brian Johnson en AC/DC, y por condiciones de frontman no hubiese defraudado. Brutal descarga de adrenalina encima y debajo del escenario.

Grupos como Izal o Miss Caffeína -imagen- demostraron su poder de convocatoria en las tardes del Arenal Sound. Foto: Carme Ripollès.

Su actuación supuso un contraste total con la de Izal, mucho más formal, y para un sector de espectadores más joven, que fue llegando poco a poco al recinto hasta dar forma a una gran masa de público. El grupo que lidera el navarro Mikel Izal es un clásico en los macrofestivales, tal como lo demuestra que encadenase otras tres actuaciones consecutivas antes de aparecer el domingo por Burriana (el cantante bromeó diciendo que toda la gira está montada para promocionar su libro, Los seres que me llenan). Arrancaron a capella con "Copacabana" y a partir de ahí desarrollaron una actuación muy mascada por tanta actividad festivalera. Ni ellos eran nuevos en el festival, ni tampoco los sevillanos Full, quienes abrieron la última tarde y que el jueves habían actuado en la pequeña rama del festival en Vila-real, junto al vila-realense Sánchez & Grup d'Autoajuda y los alcorinos Señor Presidente. Con tres guitarras, fueron desgranando las canciones de sus dos discos, con las relaciones personales como denominador común y una sensación de que puede ir escalando importantes peldaños en el indie nacional en poco tiempo.

Quien ya anota cuatro ediciones es Carlos Sadness, que dejó un electrizante (“Qué electricidad”) directo. Entre La Idea Salvaje también hubo hueco para Ciencias Celestes (“Hoy es el día” o el absorbente “Siempre esperándote”). Los directos de Carlos Sadness y su banda, ataviados con túnicas y las caras pintadas, siempre tienen (entre múltiples comentarios sobre redes sociales e incluso jactándose de haber sido un rapero, haciendo referencia a su época como Shinoflow) un aire especial que baila entre las letras de sus canciones y los ritmos, sentenciado con su particular ukelele.

El rap tomó el escenario secundario con Rayden, quien estuvo acompañado por sus inseparables Mediyama y DJ Mesh. Foto: Carme Ripollès.

Y así, el escenario Negrita pasó de “Monteperdido” al rap de Rayden. El mc madrileño volvía al Arenal Sound por segundo año consecutivo, pasando del escenario de la playa al secundario. Lo hacía junto a sus inseparables Mediyama y Dj Mesh, además del acompañamiento del músico Héctor García (guitarra). Juntos celebraban muchas cosas sobre el Negrita, como el cierre de la gira de En Alma y Hueso, el 15 aniversario del trío haciendo música y que se iban directos al estudio a prepara nuevo trabajo. Lo de Rayden sobre el escenario es una auténtica demostración de cómo el mc puede ir desde temas como “Finisterre” o “Nunca será siempre” (con acompañamiento de Bely Basarte) a un  “Nacimos ayer” o “Arjé”. Se despide del Arenal Sound con una sonrisa compartida con el público (“Sastre de sonrisas”) y entre risas.

VIERNES: UN GIGANTESCO KARAOKE CON FANGORIA

El 'show' de Fangoria supuso un repaso a la carrera de Alaska. Foto: Carme Ripollès.

El vencedor moral de esta séptima edición en el apartado de conciertos tal vez haya sido Fangoria. No porque su concierto fuese el mejor, de hecho fue uno de los que más deficientemente sonaron, y tal vez el peor de todos en el escenario principal (aunque los electrónicos Crystal Castles lo tuvieron peor poco después y se les fue el sonido durante diez minutos). Pero el grupo de Alaska y Nacho Canut congregó una impresionante masa de gente de todas las edades que parecía no tener final y convirtió el festival en un gran karaoke con un repertorio que repasaba la carrera de sus dos componentes oficiales. Arranque con "Mi novio es un zombi" que Alaska y Dinarama versionó a finales de los 80 a partir de la canción original de Los Vegetales, el grupo ochentero de Nacho Canut (y que el pasado año versionaron los castellonenses Los Reactivos). Los primeros discos de Fangoria apenas hicieron acto de presencia, dejando su espacio a la fórmula más populista, como demostraron en la larga interpretación de "Bailando" en la que metieron incluso a Sonia y Selena. Alaska está por encima del nivel de "buena cantante o no"; ella es la diva del pop español, su sola presencia engancha y atrás quedan dudas sobre si todo lo que se escucha sale en ese momento de su boca o no. Alaska lleva años jugando en otra liga.... méritos ha acumulado durante décadas.

Ricky Wilson, voz de Kaiser Chiefs, unos ingleses fijos en los macrofestivales castellonenses. Foto: Cristian Lorente.

¿Quién de los habituales a macrofestivales en la provincia de Castellón no ha visto a Kaiser Chiefs? El grupo de Leeds es habitual en el FIB y en el Arenal. En este caso puso la nota rockera al viernes, triunfando cuando hizo sonar esa contagiosa "Ruby Ruby", "I predict a riot" -igual se referían al de dos días después con los menos moderados rockeros The Hives- o la versión del "Pinball wizard" de los Who, un clásico en su repertorio. Se acostumbra a decir de ellos que viven de sus dos primeras grabaciones de larga duración, aunque el single "Parachute" del recién estrenado disco del mismo nombre tuvo buena acogida.

La tarde la había abierto Manel. Un gran escenario de un macrofestival no parece el mejor lugar cuando se trata sobre todo de escuchar las letras, como es el caso del grupo catalán. Aun así, quien acudió a verles sabía a qué iba, por lo que entre ritmos tranquilos fueron disfrutando de sus éxitos "Al mar!" o "Teresa Rampell", dentro de un set-list que arrancó con la más cañera "Les cosines".

Sorpresa positiva con el joven grupo inglés High Tyde. Foto: Cristian Lorente.

La de Perro fue, probablemente, la actuación con menos público dentro del recinto principal de todo el festival. Los murcianos ofrecieron un concierto lleno de gusto por el power pop más desquiciado, el noise... y mucho sentido del humor, llegando a actuar con dos baterías a la vez e intercambiándose constantemente los instrumentos. Su locura contrastó con la sobriedad de L. A., con su música propia de un músico rockero de raíz norteamericano con banda. Con calidad, aunque tal vez demasiado lineal, pero nadie discute la belleza de temas como "Stop the clocks". Una buena sorpresa fue el joven grupo inglés High Tyde, con temas de rock alternativo bañados por electrónica y melodías agradables. Varry Brava confesaron que cuatro años atrás estuvieron en el Arenal Sound y lo calificaron como el "festival más canalla", el lugar adecuado para irse de "Fiesta" con toques electrónicos y hacer bailar al personal.

UN SÁBADO DEMASIADO TRANQUILO

Kodaline, calidad en horario equivocado. Foto: Cristian Lorente.

Sorprendió la programación del sábado en comparación con el resto del festival. No por su mayor o menor calidad, sino porque la tranquilidad se posó sobre la mayor parte de los directos, que no es precisamente lo que se espera de un sábado por la noche de festival. Ceder el escenario principal a las 22:30 a Kodaline pareció un error desde el primer momento desde el punto de vista de respuesta de público. Bellas melodías, bonita voz la de Steve Garrigan, pero demasiado acústico, demasiado sentido, un exceso de medios tiempos y muy pocos picos rítmicos. Canciones más folkies que rock que por momentos parecen himnos, con algunos arranques celebrados -con modestia- como en la majestuosa "All I want", con ese coreable "oh oh oh oh oh" empujando la canción.

Los teóricos cabezas de cartel en el apartado de grupos, Two Door Cinema Club, hicieron bailar al ritmo de 'hits' como "What you know". Foto: Carme Ripollès.

El teórico puesto de cabeza de cartel en el apartado de grupos de esta edición habría que concedérselo a los irlandeses Two Door Cinema Club, algo tal vez exagerado para un grupo con un tercer disco recién editado que rompe cuatro años de silencio en estudio, aunque con su estreno (Tourist history, 2010) entraron en el privilegiado paquete de the next big thing y conservan la inercia. Cumplieron, con canciones pegadizas y una línea guitarrera que parece pasar de una canción a otra, lo que provoca cierta sensación de ya escuchado. "What you know" fue bailado con ganas y "Sun" no se quedó atrás. Pusieron muchas ganas y protagonizaron un espectacular con fuegos artificiales adornando la parte superior del escenario principal.

Por ese mismo escenario pasó a primera hora Miss Caffeina, tal vez el pop más de radiofórmula que sonó en el Arenal Sound, convenciendo a un público joven a través de canciones como "Capitán" o ese radiado una y otra vez "Mira cómo vuelo", con la que cerraron.

Recién llegados de Santander, Belize se encontraron con el sol de frente en Burriana a las siete de la tarde. Por ganas, salieron triunfadores. Foto: Cristian Lorente.

Una hora y veinte minutos no parece una distribución de horario muy acertada dentro de un macro festival para el joven grupo navarro Belize (aunque ya sobre el escenario fue más corta su actuación). Acababan de llegar de Santander y se encontraron de frente con el sol que a las 19:00 arrasaba el escenario secundario. Su propuesta navega entre el pop y el folk indie (violín incluido) y entre la bella voz de Ana Fuertes, las melodías y sus ganas salieron airosos, incluyendo una muy transformada "Baba O'Riley (Teenage Wasteland)" de los Who, el grupo más versionado del festival. Con Second se endureció el sonido, más que en sus discos. Los murcianos encadenan los eventos veraniegos y van soltando ese épico "Rincón exquisito", "Pueblo sumergido" o el duro y contestado desde el público "Nos miran mal". En su actuación dejaron caer que el secret show previsto las 2:05 tenía algo que ver con su canción "2502", lo que disparó las búsquedas de esa letra. Total, que el show guardado en secreto hasta el último momento fue de Elyella djs, que mucha sorpresa tampoco provocó en un evento en el que son casi fijos. La sorpresa sí que llegó con los suecos I'm from Barcelona, una especie de Dexy's Midnight Runners con trece componentes a base de festivo folk escorado hacia el pop. Parece más un grupo de amigos pasándolo bien que una banda de música, pero con calidad, y la transmiten con temas como "Violins". Muchos de los presentes los hubiesen situado en el escenario principal a esa hora y no en el secundario.

La numerosa familia de I'm From Barcelona llegó casi 'tapada' y aportó una buena dosis de fiesta a la noche del sábado. Foto: Carme Ripollès.

LA PLAYA, PESE A LA DISTANCIA, AGUANTÓ EL TIRÓN

Una de las condiciones de la organización para la próxima edición es que todos los escenarios estén ubicados en un mismo recinto, sin obligar al asistente a escoger entre dos propuestas separadas por dos kilómetros. "Trabajamos para el jefe, y el jefe es el público. Tomamos buena nota de lo que nos transmite para mejorar", comentó David Sánchez en la rueda de prensa de balance. Y uno de los comentarios más comunes ha sido la disconformidad por tener que desplazarse... aunque a la hora de la verdad el escenario ha tenido una respuesta incluso mejor que la prevista.

El público del escenario de la playa obtuvo allí su ración de rap, ska y reggae. Foto: Carme Ripollès.

Si parecía que el South Beach había perdido fuelle el jueves 4 (a excepción del concierto de Green Valley), lo cierto es que el resto de jornadas ha conseguido recuperar su fuerza, con enorme éxito en las pinchadas en la Pool Stage (con una Dulceida que reventó la piscina la tarde del sábado 6) o recogiendo las oleadas de gente que se dejaba caer en el South Beach tras el cierre de los escenarios principales.

El escenario de la playa poco a poco fue desperezándose el viernes 5 y recuperando el ritmo. Primero con Capitán Cobarde y seguido de Talco. El grupo de ska italiano consiguió levantar los primeros pogos mientras soltaban sus clásicos, como “St. Pauli” o “Bella ciao”. Y la estela de los saltos y pogos en el South Beach la alargó Dremen. Su propuesta personifica a la excelencia cada una de las influencias que forman el equipo Dremen, un directo que suenan a rap (capitaneado por Roy Mercurio, Tawas, Kelo), dancehall y reggae (Lasai), hardcore (Bitxo Ma), electrónica (Tony Karate) y el toque definitivo con la voz de Aciz. Un sonido con alma, fuerza y caña que baila sobre letras que cumplen esas mismas características. El reventón del escenario de la playa.

Nadie estuvo a salvo de la crítica de Los Chikos del Maíz, ni el propio festival. Foto: Carme Ripollès.

Mientras, el rey del South Beach la noche del sábado 6 fue, sin ninguna duda, el rap. Y, es que, dentro del cartel del festival se pueden ver propuestas que salen de su habitual línea indie-rock y electrónica, recogiendo otros géneros como el reggae, el ska y el rap. Así, el sábado fue posible pasar del mc malagueño Foyone (con más guasa que mensaje) al rap combativo de Los Chikos Del Maíz. Estos últimos aterrizaban en el Arenal Sound dentro de su gira de despedida, tras 11 años de música y rimas ácidas que han sabido (y siguen) dar en el clavo y despertar más de una conciencia. Tony y Nega se subían al Inside Stage con el Guernica en la mesa del dj y el propósito de demostrar que ellos también pueden aparecer en un cartel lleno de "indies con flequillo" (jactándose -paradójicamente coreado por todos- con su "viva el Lumbreiras, que le den al Arenal y al FIB").

No dejaron títere con cabeza, señalando con burla a sus compañeros de cartel y haciendo el alarde de la habitual carga política de sus letras (con bandera de Suiza incluida en honor a esos patriotas). Ver a Los Chikos del Maíz en el Arenal Sound, consiguiendo uno de los llenos del escenario de la playa, llamando a la diversión pero también a la lucha, libertad y conciencia (también hubo hueco para lanzara algún beef) y recalcando algunas cosas sumamente importantes que parece que se olviden durante un festival de música (como su constante denuncia de la consigna “No es no” y de un festival sin agresiones); todo esto hacia recordar a aquellos dos mcs de Valencia que, 11 años antes, empezaban a poner el rap político en escena sobre escenarios deficientes y casa okupas (como su concierto en la CSO La Nau –Castellón- en 2008). Pero Los Chikos del Maíz siguen siendo Los Chikos del Maíz.

El hombre araña y la lucha libre. Foto: Carme Ripollès.

El South Beach también se ha convertido en protagonista absoluto del Arenal Sound en cada uno de los amaneceres del festival. Amaneceres (convertidos en mañanas) que han reventado al ritmo de un joven Sandro Ávila que sigue demostrando que el Arenal Sound es su casa (que contó con sesión previa de Subshock) y que también ha vuelto a bailar entre los colores de Space Elephants (convirtiéndose en los animadores por excelencia del festival edición tras edición), entre otros. Pero el South Beach también se ha convertido en parada de la ruta del bakalao, al ritmo del techno de los 90. Llegaba Chimo Bayo, el “Uh, ah”, el surrealismo y las camisetas con luces. Entre sus clásicos, que ha conseguido alargar en el tiempo (“Así me gusta a mí”, “Bombas”), a Chimo Bayo hasta le dio tiempo para mostrar su próximo hit.

Con independencia del futuro, el público volvió a disfrutar con los seis días del Arenal Sound en Burriana. Foto: Carme Ripollès.

_Foto de portada de The Hives: Cristian Lorente.