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Tárrega, un genio que sigue inspirando talento

Suenan, como un zumbido elemental, las primeras notas del “Gran Vals” de Francisco Tárrega y, por una vez, la melodía más conocida del tono de llamada de Nokia no proviene del móvil de algún espectador despistado que en un momento tan desafortunado ha olvidado apagar su teléfono durante la actuación, sino que lo hace desde arriba del escenario bajo los focos de un esmerado intérprete que rasga las cuerdas de su guitarra al aire. Y es que durante la semana del 31 al 7 de septiembre este déjà-vu se pudo escuchar muchas veces, nada más y nada menos que doce, una por concursante semifinalista, en las sesiones de la LII edición del Certamen Internacional de Guitarra Francisco Tárrega de Benicàssim.

La que ya se conoce como una de las competiciones de guitarra más prestigiosas a nivel internacional y que supone, para muchos, la meta cumbre en la lista de objetivos de los guitarristas jóvenes de más talento de todos los rincones del planeta es también, a día de hoy, el más antiguo. Desde sus inicios en 1966 se celebra cada año de manera ininterrumpida y, más allá de la compensación económica de los premios que otorga a sus vencedores, tiene como objetivo principal impulsar su carrera guitarrística a través del repertorio de una de sus figuras esenciales, el padre de la guitarra moderna, el vila-realense Francisco Tárrega.

El certamen incluyó, como cada año, uno de los actos más emotivos de los nueve días de festival. Francisco Bernier, concertista y vocal del jurado, interpretó maravillosamente ante la tumba del compositor "Lágrima" y "Recuerdos de la Alhambra" en el cementerio de Castellón. En palabras del propio intérprete, "Tocar a escaso medio metro de la figura de Francisco Tárrega me ha provocado una gran emoción. He tenido la sensación como si el maestro estuviera escuchando, lo que también supone una gran responsabilidad. Yo espero que haya estado feliz de escucharme. Es una experiencia que no olvidaré nunca".

Francisco Bernir tocando ante la tumba de Tárrega en el cementerio de Castellón. Foto: Andrea Giménez.

"Tárrega fue un genio para su tiempo. A diferencia de otros compositores que vivían en grandes ciudades con multitud de recursos. Él era un hombre humilde que vivía en una pequeña área aislada y alejada de todo", explicaba Eleftheria Kotzia, profesora y concertista, vocal del jurado. Y es que la influencia del aclamado guitarrista fue tal, que el modelo universal de guitarra clásica que está establecido hoy en día proviene del luthier Antonio de Torres, quien siguió los consejos de Tárrega para su construcción en base a su concepción de la técnica y la sonoridad. Así es también como nació toda una escuela que todavía a día de hoy sigue vigente.

Del festival han salido grandes guitarristas de renombre mundial, como Ricardo Gallen, Miguel Barberá o David Russell, que han seguido una trayectoria meteórica en la escena de la guitarra clásica. “La utilidad del certamen es justamente la de dar a conocer la obra de guitarra del compositor. Se trata de uno de los últimos concursos que los guitarristas desean hacer porque precisamente es uno de los más importantes del mundo y la competencia es atroz. Los chicos se presentan primero a festivales más pequeños donde pueden desarrollar su estilo y forma de tocar y, cuando llegan aquí, ya son grandes guitarristas”, aseguraba el presidente del jurado de esta última edición, el profesor y concertista argentino Roberto Aussel.

Presente, también, desde la edición del año 1988 ha sido testigo del desarrollo y los cambios que se han ido sucediendo en el certamen. “El más notable es que el nivel ha progresado muchísimo. Me acuerdo la primera vez que fui, el número de guitarristas brillantes era visiblemente menor. Hoy en día ha evolucionado mucho el tecnicismo de la guitarra, lo que hace muy complicado escoger a un ganador único”. Y es que la línea que divide una muy buena interpretación de una brillante no es tan sutil como pueda parecer, se deriva de "la difícil tarea que ha de emprender el intérprete para conjugar una técnica adquirida y ponerla al servicio de la música y el estilo de la obra".

Para ello, el repertorio de Tàrrega es cuanto menos esclarecedor. Medir el nivel de virtuosismo en un guitarrista es sencillo incluso en las obras más breves del compositor, miniaturas musicales de las que algunas no alcanzan ni el minuto de duración: "Las piezas cortas, como los preludios, son pequeñas joyas musicales. Incluso los más sencillos son difíciles de interpretar, ya que tienes que mostrar una elegancia del fraseo, del color... Es muy difícil. Son pocas notas pero hay que tocarlas muy bien y con mucha imaginación", sostenía otro vocal del jurado, el concertista Antonio Duro.

Finalistas del Certamen de Guitarra Francisco Tárrega. Foto: Andrea Giménez.

Este año el certamen ha contado con 25 concursantes inscritos de 16 nacionalidades diferentes. Muchos de ellos no era su primera vez en el concurso. Para el ganador, Alí Arango, procedente de Cuba, con esta ya contaba la quinta vez que concursaba. “Cuando yo vivía en Cuba, siempre escuchábamos hablar del Certamen Tárrega y mi profesor de entonces, Joaquin Clerch, nos prometía a cada uno de sus alumnos que nos dedicaría un estudio a aquellos que ganaran el concurso. Hace dos años fue la última vez que me presenté, la última también por edad, pero en cuanto vi que la habían subido en las bases no lo dudé un segundo. Siempre tuve la espinita clavada, pues esta también era mi última oportunidad y al parecer se han alineado los astros", contaba Arango, ya que si por algo ha destacado la convocatoria ha sido por el excepcional nivel artístico de los participantes y por el número de mujeres que han pasado por el certamen. Cinco en total, de las cuales más de la mitad han logrado pasar a las sesiones de semifinales.

La concertista griega, y única mujer del jurado Eleftheria Kotzia reivindicaba la presencia femenina en cuanto a la escena guitarrística: "El mundo siempre es más difícil para las mujeres. Si para las artistas femeninas el campo del arte es complicado, el de la música lo es más, pero es que de la guitarra es todavía peor. Es un instrumento independiente, no trabaja en conjunto con la orquesta como otros instrumentos... Cuando era joven había muy pocas mujeres. Sin embargo, por este certamen han pasado bastantes y todas increíblemente buenas por lo que quiero creer que las cosas están cambiando".

Y hablando de cambios, el certamen este año ha incluido novedades a todos los niveles. 52 ediciones después, la competición ha llegado a todos los lugares del planeta con su retransmisión vía streaming que ya ha logrado superar las 3.000 visualizaciones en Youtube. Una forma eficaz de llegar también a esa franja de público, más joven, enganchada a las nuevas tecnologías. Pues en opinión de Manuel Abella, catedrático de guitarra original de Vila-real y miembro del jurado, la repercusión del certamen ha sufrido idas y venidas: "Hace muchos años, cuando comenzaba el festival había más seguimiento, después hubo una época que se dejó algo más de lado... Sin embargo, en los últimos quince años se ha vuelto a la música de principio de siglo. La música española está poniendo en valor a gente y guitarristas que no se tenían tanto en cuenta".

Por otra parte, la proyección de las partituras en pantalla de las obras de Tárrega al mismo tiempo que los concursantes las interpretaban ha constituido la clase de detalle que dota al certamen de ese valor extra que, acompañado de la prestigiosa Orquesta de Valencia para la gran final, garantiza el nivel de la que es una de las competiciones de guitarra de mayor importancia de nuestros días. Como dijo el concertista americano David Tanenbaum, "la nueva promoción internacional de guitarristas tan potente sigue demostrando cada año que el maravilloso legado de Tárrega está protegido" y, cómo no, en buenas manos.