- nomepierdoniuna - https://www.nomepierdoniuna.net -

Rocío Márquez & Bronquio asombran al Auditori de Castelló con su 'Tercer cielo' de libertad musical

Rocío Márquez repta sobre el escenario en los primeros minutos de 'Tercer cielo'. Foto: Carlos Pascual (slophoto.es).

Cuando alguien alcanza un alto nivel en la materia (artística) que domina puede optar por dos caminos (principalmente). El primero es ejecutar notorios ejercicios estilísticos dentro de la normativa estandarizada que confirmen su gran dominio y quehacer, a veces incluso potestad. Esa alternativa le sirve para sostener la ganada admiración de quienes gustan y conocen ese ámbito. El segundo es romper esquemas, (r)evolucionar, cuestionarse, abrirse a otros públicos que le resultarían inaccesibles dentro del clasicismo estructural... y de manera paralela ganarse el repudio de los puristas. Es un riesgo. Pero en el interior de un auténtico creador no es la aceptación o el rechazo lo que impulsa sus acciones. Es más bien la intención de explorar sus propios límites, tomando lo profusamente aprendido y adhiriendo cualidades de un entorno vecino, o no tanto.

Dentro del flamenco lo hicieron Camarón (La leyenda del tiempo) o Enrique Morente (Omega) como referentes capitales. Una senda que hoy en día siguen, entre otros, el admirado/vilipendiado Niño de Elche o, la protagonista de esta crónica, la cantaora e investigadora Rocío Márquez. Y es que, como defienden Califato 3/4, los palos del flamenco y los pasos de Semana Santa forman parte de la tradición andaluza, pero también las raves electrónicas están incluidas en ese mismo ADN. Rocío Márquez, al lado del productor Bronquio, no renuncia a ninguno de ellos.

Envoltorio atmosférico para el concierto/performance de 'Tercer cielo'. Foto: Carlos Pascual (slowphoto.es).

Tumbada sobre el suelo del blanco escenario de la sala sinfónica del Auditori de Castelló, y muy hábilmente camuflada por la oscuridad, Rocío Márquez empieza a entonar la milonga "Paraíso. Cuantos cuerpos por venir" ante un público que no sabe de dónde surge su voz. Su figura, que parece desnuda (pero no lo está), se visualiza poco a poco, antes de comenzar a arrastrarse lentamente hasta las cercanías del creador electrónico Santiago Gonzalo/Bronquio (simbolizando la buscada luz). Así arranca este concierto con recursos de performance que repasa el disco Tercer cielo. Una celebración respetuosa, sin interacción con ese atento público -unos 300 espectadores; menos de las previsiones del Institut Valencià de Cultura- que ha obviado el más frío de los sábados invernales en Castelló con la esperanza de tener que aplaudir en pie a los dos protagonistas... como así ocurrirá una hora y cuarto después.

El movimiento reptante de Rocío no es casual. La cantaora onubense -residente en Sevilla- considera que Tercer cielo tiene la estructura de una serpiente, con la mentada introducción, cuatro secciones, separadas por el interludio "La piel" con sus tres partes, y un final rematado con la proclama "¡Qué grande es la libertad!", cierre del tema "La marca" y a su vez del disco; un préstamo tomado del maestro Antonio Mairena.

Con lienzos blancos de gran tamaño en disposición triangular como primer fondo de escenario, Rocío se mueve ante los asistentes empleando elementos simples pero que le conceden un buen juego visual, como esa capa amarilla del inicio (capote o falda) o la proyección silueteada de su figura mientras baila en el segundo fondo de escenario, Incluso llega a transmitir una imagen propia de una virgen cuando emplea una de esas enormes sábanas como un largo manto que nace de su cabeza. En otros momentos, refleja la postura tradicional del cante al sentarse en un taburete cerca del programático instrumentista. Porque a pesar de la mucha modernidad, el sustrato de Tercer cielo es tradición.

Improvisado manto con el lienzo de gran formato sobre el escenario. Foto: Carlos Pascual (slowphoto.es).

Sonoramente, Tercer cielo es un repaso a los palos del flamenco (la tradición) pero con un aderezo electrónico (modernidad) con el eco propio de una rave, aunque también se cuelan entre los efectos de Bronquio un buen número de sonidos atávicos (guitarra, zapateados, percusiones....) adaptados a un envoltorio que recurrentemente entra en juego con la propia voz de Rocío.  Sus recursos vocales sorprenden especialmente en los alargados tres interludios de la seguiriya "La piel" momentos escogidos para la experimentación -aún más- , como ese curioso ejercicio de "erre" arrastrada muy germánica en el recitado de "por recoger tus huellas ha caído la nieve sobre la acera". O esa insólita percusión que suena a partir del movimiento de su lengua por dentro de su boca. Por cierto, desgarrador e incluso aterrador su grito en "Grande" -la siempre inquietante Diamanda Galas es una de sus referentes-, en contraste con momentos más alegres, como los festivos verdiales -sonido de teclado incluido- de "Niña de sangre" e incluso con esas palmas que se unen en una especie de contratiempo con el ritmo percusivo de la mezcla oscuridad/luz de "Exprimelimones".

El denostado -por muchos- autotune deja claro en Tercer cielo que no es solo un recurso para arreglar deficientes afinaciones vocales: Es tan útil como cualquier pedal de guitarra eléctrica. Todo depende de cómo se utilice. Por ejemplo, en la rumba "De mí" -single claro junto al villancico "Droga cara"- tamiza la voz de 41Vil, suplida en este directo por Bronquio, quien cumple sin problemas su breve protagonismo vocalista.

Bronquio canta una parte del videosingle "De mí" con el fondo del baile sombreado de Rocío. Foto: Carlos Pascual (slowphoto.es).

El guitarrero rock andaluz de los 70 -siempre manipulado por los aparatos de Bronquio.- asoma claramente en "Un ala rota", con refleios propios de Las Grecas y remate del garrotín (el momento más reconocible de la actuación). Es otro de los ejemplos de tradición presentes en cada pedazo de este Tercer cielo, como ese casi maullado pregón "Mercancía". Y dentro de todo ese puzle, excepciones puntuales como la extensa "El corte más limpio", encajable en cualquier sesión techno de cualquier fin de semana, prestándose Rocío a ese juego con la orientalización de su voz.

Las letras merecen su propio estudio. A las aportadas por la protagonista se unen aforismos de Carmen Camacho -sobre todo- y retazos extraídos de los negro sobre blanco firmados por Unamuno, Lorca, San Agustín (la bulería "Mmmm")... en combinación para dar vida a textos únicos.

Como colofón, el cante a capella y sin amplificar que cierra Tercer cielo y cuyo mensaje es la base del concierto y debería serlo de cualquier vida: "¡Qué grande es la libertad!". Porque el tercer cielo es la libertad.

***En una entrevista concedida a La Vanguardia comenta que "tercer cielo es una expresión un poco polisémica. El primer cielo es cuando empezamos a dedicarnos a lo que nos gusta, el segundo es cuando el artista niega reglas para llegar a otros sitios que desconoce, y el tercero es cuando ya te da un poco igual y solo te queda el juego y la diversión"..

El jerezano Santiago Gonzalo/Bronquio y la onubense Rocío Márquez se despiden del público del Auditori de Castelló. Foto: Carlos Pascual (slowphoto.es).

Col·lectiu Camí Fondo

Fue un fin de semana experimental en el Auditori de Castelló. El viernes se abrió con la propuesta de poesía electrónica visual protagonizada por el Col·lectiu Camí Fondo dentro del ciclo Territori CS. La profunda voz de Josep Lluís Furió recitó los textos poéticos de Jaime Gil de Biedma, los poetas incendiarios mexicanos, Leonard Cohen (en el vídeo, el "psicotrón mix" de "Otra habitación") y Vicent Andrés Estellés (el más representado).

Una declamación con silencios tan importantes como las propias palabras, rellenados con las deconstrucciones/construcciones electrónicas de JJ Doc,  con el respaldo de las imágenes -bien explícitas en ocasiones- de Epi Neuraska en unos textos donde reina el amor y el deseo sexual, sin olvidar el paso del tiempo. Una experiencia no apta para los gustos más estandarizados, pero que a los setenta presentes sí safistizo, hasta el punto de pedir un inesperado bis respondido desde el escenario con uno de los textos de Cohen en que trabajan actualmente.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Manolo Bosch (@pagina_manolobosch)