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Oscars: Cuestiones de fe. Goya: Repetición de reparto

Esperábamos más este año en la selección de los Oscar, pero tampoco sorprende la lista de nominadas a mejor película. The Master, Skyfall, Moonrise Kingdom o El vuelo podrían haber ocupado el lugar de algunos de los largometrajes seleccionados y no habría pasado nada; de hecho habría sido mejor y más interesante. Pero la Academia ha decidido contentar a todos los géneros de su industria y dar cuenta de que es capaz de dominar cualquier terreno en taquilla: el musical con Los Miserables, la comedia con El lado bueno de las cosas, el drama con Lincoln, el suspende de Argo, la aventura de La vida de Pi, el western (o el pastiche posmoderno) con Django desencadenado, el cine político de acción y mensaje con La noche más oscura (Zero Dark Thirty), y el cine indie con Bestias del sur salvaje. Además, a falta de reconocer el buen cine de autor americano (que lo hay), Hollywood ha osado atrapar en sus redes el Amor de Haneke, más allá de la nominación a mejor película en lengua extranjera.

Pero, aprovechemos la ocasión para celebrar que en la industria de cine americana se fijen un poco en la producción más allá de sus fronteras y después de The Artist, otra película europea se encuentre en esta posición de reconocimiento. Esperemos que no decidan hacer un remake de Amor, como ya hicieran con Funny Games, a lo que Haneke respondió con una jugada de maestro.

Amor.

 

Esta amalgama de géneros que conforman la lista de nominaciones demuestra dos cosas. Que los géneros fue algo que se inventaron para sacar mayor rendimiento en taquilla y poder vender una película como tal cosa. Y, paradójicamente, que las películas van más allá de su clasificación, pues todos los filmes seleccionados comparten una misma voluntad, que es la que la Academia, como cada año, ha querido resaltar en el compendio de sus “mejores películas”.  Y lo que quieren vender son cuestiones de fe… donde el fin justifica los medios. En todas estas películas el personaje (o los personajes) protagonistas tienen la esperanza de lograr su objetivo y confían en ello a todas horas, no lo dudan, tienen la fe de lograrlo. Y lo lograrán.

Maya no duda del paradero de Bin Landen y seguirá, aunque se quede sola, con su investigación. El final de la historia lo conocemos todos. Pat ayudará a Tiffany, en un concurso de baile al que nunca se habría presentado, para que su mujer, Nikki descubra que ha cambiado. Tony Mendez confiará hasta las últimas consecuencias de que podrá sacar de la embajada canadiense en Irán a los fugitivos diplomáticos refugiados en este lugar. Pi naufragará junto a un tigre y tendrá que sobrevivir mientras confía en establecer una relación con el animal para que este no se lo coma. Hushpuppy también tendrá fe en ayudar a su padre a vivir y enfrentarse a sus temores, corporeizados en grandes monstruos con forma de jabalíes que le seguirán el rastro durante su épico viaje. Y así, con fe y confianza, saldrán del conflicto los protagonistas del resto de largometrajes.

Lincoln.

Pero, hay algo oculto detrás de esa confianza. Y es la manera de conseguir sus logros, donde, como decíamos, el fin justifica los medios. Lincoln muestra la cara oculta de la toma de decisiones en la política: trapicheos, compra de votos, mentiras, información oculta… está a la orden del día, o más precisamente, siempre funcionó así el sistema, incluso el presidente más alabado de Estados Unidos tuvo que actuar de cierta manera para lograr la abolición de la esclavitud. Django mediante balas (y un poco de dialéctica) rescatará a su amada Broomhilda y se tomará la justica contra la esclavitud por su mano. Argo no es más que una tapadera para poder rescatar a los fugitivos de la embajada. Y Jean Valjean no dejará de darle esquinazo a la justicia para poder poner a salvo a Cosette, y formará parte de las barricadas para la lucha por la libertad. En Amor, para terminar con el sufrimiento de su mujer no le quedará otra solución a Georges. Y las técnicas para sacar información sobre donde está Bin Landen en La noche más oscura hablan por sí solas.

La noche más oscura.

En estas películas  vemos que se toman soluciones dramáticas, cuestionables en varios casos, pero al parecer todas son por una buena causa o porque al protagonista no le queda otro remedio para lograr su fin, que será un buen fin: abolir la esclavitud, acabar con el terrorismo, recuperar el amor perdido o demostrar el amor de la forma más difícil posible… ¿Qué nos quiere contar Hollywood este año?¿Cuál es el resumen de 2012 que abre miras a 2013? Pues que estamos en una situación muy crítica, que las decisiones que se han tenido que tomar han sido muy drásticas, pero que se han hecho para intentar lograr un futuro mejor o porque no había otra manera. Y que confiemos en las personas que lo pueden hacer posible y que veamos el lado bueno de las cosas. Pero, ni estamos mejor, ni hay confianza ante unas opciones que no han funcionado. Entonces, ¿qué nos queda? ¿Vivir en un mundo irreal como Pi? ¿Sobrevivir en un mundo de miseria y enfrentarse a esas bestias para ver una luz de esperanza como Hushpuppy? ¿Reinventar la historia como hace Django? ¿O esperar a la muerte para reunirse con aquellos que quisieron hacer la revolución, como hiciera Jean Valjean? Puede que la respuesta esté en The Master, y por ello se le haya dejado a un lado. El maestro, Lancaster Dood, le dice a su antiguo discípulo, Freddie Quell, cuando éste ha decidido renegar de esa fe: “Si logras encontrar la manera de vivir sin un maestro, cualquier maestro, házmelo saber, pues serías el primero de la historia en conseguirlo”. Viendo el panorama que nos pinta la primera potencial mundial en un mapa fílmico que abarca todos los géneros, ¿no sería el momento de intentar vivir sin un (corrupto) maestro?

Premios Goya: repetimos

El cine, como herramienta cultural que surge en un contexto determinado, refleja la situación que la producción de su país está viviendo. En el caso de los Oscar los ecos de la crisis política y económica son claros, pero los Goya van a lo suyo y repiten una jugada que llevan haciendo varios años, desde aproximadamente el 2007. En aquel año se nominaron una película taquillera, que se vendía de manera internacional como era Alatriste debido al protagonismo de Viggo Mortensen y la popularidad del autor de las novelas; una película de autor, digamos, como era el Volver de Almodóvar, la historicista El laberinto del fauno y la “independiente”/reivindicativa/política de Salvador. Si nos fijamos en las diferentes nominaciones a lo largo de los años, esta tónica se repite. Y el premio ha ido basculando en función del contexto social que se ha vivido y el filme que más se haya acercado a él, y de la calidad de éste, aunque este aspecto no siempre contara tanto. Y/o la unanimidad de una crítica a la que la Academia no podía negarse.

Pues bien, este año repetimos (también de presentadora, con Eva Hache): tenemos la película taquillera (más americana que española) en Lo imposible, la película de autor en El artista y la modelo, la historicista (que no tiene porqué ser siempre sobre la Guerra Civil) como es el caso del Grupo 7 que tiene que limpiar de droga las calles de Sevilla para la Expo de 1992. Y la película independiente, y la gran favorita, Blancanieves de Pablo Berger. La favorita por dos cuestiones básicas: la calidad del conjunto y la originalidad de su propuesta; y porque es la única de las nominadas que muestra la situación de la sociedad española, aunque lo haga de manera poética, sin tocar el tema directamente, aunque éste se cuela por todos sus poros. Y la que también refleja ese espíritu de sacar adelante producciones de bajo coste pero mucha calidad. Y, en un año que este tipo de películas están ganando fuerza y se está demostrando que el mejor cine español se está produciendo en los márgenes, desde la Academia quieren mostrar su apoyo y reconocimiento a estas películas. Pero con nominar a Blancanieves parece que les ha bastado, pues fuera han dejado otras obras de igual (o mayor) interés como han sido El muerto y ser feliz, Extraterrestre, Las olas, Fènix 11.23, Los niños salvajes o Katmandú, un espejo en el cielo.

Lo imposible.