La elegancia de Marlango se hace con la plaza Mayor en la V Mostra de Castelló

Dos dudas planeaban sobre la actuación de Marlango dentro de la V Mostra d'Arts Escèniques de Castelló. La primera se refería a su capacidad de atracción en un sábado festivo dentro de la semana con más celebraciones del calendario otoñal. La segunda versaba sobre la suficiencia del grupo de Leonor Watling y Alejandro Pelayo para conseguir la atención en un espacio abierto y de paso para peatones de gustos e intereses muy distintos como es la plaza Mayor con unas canciones y su correspondiente atmósfera intimista que parecen encajar con más comodidad en un teatro. A la hora de la verdad, las respuestas a ambas interrogantes tuvieron respuestas positivas. Ese sábado 12 de octubre, sobre las 20:30, frente al escenario ubicado en las puertas del Ayuntamiento se agolpaba un gran gentío que, en los primeros momentos del concierto, llenaba cerca de un 90% de la capacidad de la plaza. El mérito añadido consistió en conseguir que gran parte de los asistentes guardasen silencio ante unas canciones propicias para ser escuchadas con atención. Marlango fue la gran apuesta de este evento músico-teatral celebrado entre el viernes 11 y el domingo 13 de octubre en espacios al aire libre de la ciudad y salió la cara de la moneda.

En general, daba la impresión de que las calles del centro de Castelló presentaban menos bullicio que un año atrás en estas mismas fechas. Aquella efervescencia callejera sorprendió incluso a los más optimistas responsables del evento, dando lugar a estampas similares a las de un día encuadrado en las fiestas de la Magdalena. En este 2019, había menos movimiento por el centro, lo que tuvo reflejo en las asistencias a las actuaciones musicales y teatrales. Aun así, en la jornada principal, la del del sábado 12, las respuestas de público -sobre todo ante Marlango- se movieron en cifras esperadas por los organizadores. El teatro en la calle parece ser siempre un seguro en cuanto a la asistencia. Inclusive en un horario y un espacio complicados, como las 22:30 del sábado en el Passadís de les Arts del Parque Ribalta, la cantidad de los asistentes estuvo en todo momento por encima de los 200 espectadores.

Leonor Waltling y Alejandro Pelayo eran la imagen escogida para publicitar esta quinta edición de la Mostra d'Arts Escèniques organizada por la concejalía de Cultura que ocupa Verònica Ruiz, con producción de Metrònom. Era su baza multitudinaria. Y respondió el público. Con el negro como color dominante, la cantante y actriz gaditana (además de letrista) y el pianista cántabro aparecieron en el escenario acompañados por la violonchelista Marta Mulero y el batería Ricardo Moreno (Los Ronaldos, entre otros). Su repertorio se repartió entre sus tres discos en castellano (de un total de siete): Technicolor, como cabía esperar por ser el más reciente, Un día extraordinario y El Porvenir, junto a un buen número de temas ajenos adaptados a su elegante estilo jazz-pop-cabaret. Tal vez la aclamada respuesta obtenida por "When I'm sixty-four de los Beatles", les animó a extender la tanda de versiones con "Via con me" de Paulo Conte, "Copenhague" de Vetusta Morla, "Semilla negra" de Radio Futura y más tarde "Veinte años" una habanera de 1935, con letra de Guillermina Aramburu y música de la también cubana María Teresa Vera, que resultó la aplaudida con más intensidad de todo el concierto.

Además de llenar una plaza Mayor que fue perdiendo espectadores conforme se aproximaba la hora de la cena, el gran mérito de Marlango fue conseguir que al menos un buen número de filas delanteras siguiese con gran atención cada letra que con su perfecta dicción cantó Leonor, acompañada por el piano del maestro Alejandro Pelayo. Ambiente de cabaret en "Dinero", con ecos del "Money" que popularizó Liza Minelli, o ese "Si yo fuera otra" con el inicio tomado de "Carmen" de Bizet. Tras ser bien recibidos temas tan elegantemente interpretados como "Los desertores", "Veneno" o ese final con "Lo que sueñas vuela" y sus trozos silbados, quedó un sabor extraño al no llegar un bis, que tampoco fue pedido con insistencia.

El escenario musical secundario, el de la Plaza Peixcateria, fue el viernes para el joven cuarteto femenino Loretta's, un caso muy poco habitual en la escena castellonense. Primero, por ser cuatro chicas, siguiendo por su constante intercambio de voces principales y algunos de instrumentos, para desembocar en un estilo que bebe del indie rock, del pop y del grunge para construir una propuesta singular y personal con letras muy diferentes entre sí (en castellano y en inglés), como queda plasmado en el cd de original título ¿Qué coño estoy haciendo y para qué?. Problemas técnicos y también falta de experiencia sobre escenarios llevaron a una actuación complicada, aunque ellas mismas parecían -y así lo fue- estar disfrutando de esta oportunidad ante un grupúsculo fiel de seguidores.

Al día siguiente, en ese mismo escenario, llegó el turno de los valencianos Gener. Con su tercer disco, Cante el cos elèctric, refrendan una valía ya atisbada en El temps del llop y confirmada en Oh, germanes!. Buena parte del repertorio se basó en su más reciente álbum, con esa mezcla tan particular y personal de blues ácido-rock-pop-psicodelia e incluso alguna sorprendente pizca directamente bailable, como esa versión de "Lady" de los electrónicos franceses Modjo (también hubo una versión trasladada al valenciano del "Everybody hurts" de REM). La ubicación de la plaza de la Peixcateria es la más debatida de todos los escenarios, tanto por el abundante tránsito de público como por sus propias características -fuente frente al escenario incluida- que complican la sonoridad de las actuaciones y a la atención de los presentes.

Por los vértices del Pentàgon Musical se movieron propuestas más íntimas, como la de la violinista Marta Margaix, la voz con dos guitarras de Ana Zomeño, los boleros de Ebanistas, el valldeuxense LeClerc, que junto a Carlos Fenollosa se atreve a llevar cualquier estilo a su terreno de moderno cantautor, el regreso de La Pepa (la bailarina y coreógrafa Pepa Cases) a la canción siete años después, junto al guitarrista Hèctor Tirado, y anunciando su tercer disco; y el catalán Ed Tulipa -Sergi Carós, bajista de Gerard Quintana y Xarim Aresté- quien dentro de su tratado pop protagonizó la gran sorpresa de esta Mostra al homenajear al grupo de culto castellonense Los Auténticos con su himno "La estrella".

Desde la primera edición, se ha visto que a pesar de la fusión que propone la Mostra, música y teatro avanzan por dos sendas distintas con producción, espacios y públicos diferenciados. La plaza de Sète del Grau, el Refugi Antiaeri, la plaza Hort dels Corders y el Passadís de les Arts del parque Ribalta son los escenarios del apartado teatral. Su tirón siempre es notable, en buena parte porque varias de las obras van dirigidas al público infantil, lo que congrega familias para ver los espectáculos.

Entre las producciones de este año, coordinadas en esta ocasión por CeBe Muntatges Teatrals, destacó el estreno absoluto de Les tres porquetes, un espectáculo de títeres y actores con identidad propia a cargo de la compañía castellonense Xarop Teatre, con dos funciones. Una obra para público familiar, lo mismo que L'encanteri del drac (La Carreta Teatro), Bambalina i el circ (Companyia Recortable); Clavileño e hijos (El Diminuto Teatro Sobre Ruedas) desarrollada en el interior de una caravana, El flautista i la ciutat sostenible, de Teatro Buffo y las proyecciones y sombras de Llavors de llum, por l'Estranya Companyia, que fue protagonista de un bien recibido desfile sobre zancos BatuCats. El Refugi Antiaeri fue de nuevo escenario subterráneo de Ombres, a cargo de Cent i La Mare, Dejando para la noche, el desfile de percusión y fuego de Prometeo El Grande (Manuela Producciones), dejando para el cierre el divertido El casting de Maracaibo Teatro.