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Estrenos a 'dejar entrar'

Este fin de semana llegan a las pantallas comerciales de Castellón hasta seis películas diferentes. Esta avalancha de estrenos suele deberse a dos posibles razones: la primera es que coincida, como pasó hace un par de semanas, con algún puente o fechas festivas que alarguen la posibilidad de que los espectadores acudan a los cines; la segunda es, como es el caso, que ninguno de los estrenos programados tengan un hondo calado en la cartelera y se aproveche para saturar con el mayor número de ofertas posibles.

Decir antes de adentrarnos en ellos que, ya cerrado el Sitges Film Festival, la ganadora ha sido Rare Exports: A Christmas Tale, una película finlandesa un tanto bizarra sobre un Santa Claus poco convencional. Permitidme que destaque la película que más me gustó a mí y de la que ya avanzamos algo hace un par de semanas: Secuestrados, de Miguel Ángel Vivas. Una película de terror española, grabada a pulso en 12 fantásticos planos secuencia que se permiten en lujo de compartir pantalla en ocasiones mediante split screen. Una reformulación de la hanekiana Funny Games llevada a las zonas residenciales ricas madrileñas, acorde con ese género bautizado como home invasion.

Secuestrados tiene un prólogo absolutamente estremecedor en el que la cámara se adhiere al rostro ensangrentado y cubierto por una asfixiante bolsa de plástico de un hombre que, errático, se desplaza por un bosque y acaba en una carretera adyacente en la que —esto es tremendo— es atropellado junto al operador de cámara que se identifica con la mirada del espectador. Caemos con él, y de esta forma la película arranca con una clara declaración de intenciones: no vamos a separarnos del horror ni un solo momento, no vamos a poder escapar, no habrá corte, estaremos ahí con la tragedia de la familia secuestrada. De momento aún no hay fecha de estreno en España, pero aquí en nomepierdoniuna os avisaremos, así como si nos toca ir al Paranimf en lugar de a salas mainstream para ¿disfrutarla?.

En otro orden de cosas, la taquilla nos deparó una sorpresa la semana pasada y la excelente La red social, que personalmente no me cansaré de reivindicar —y con ella a su director— y de la que aquí tenéis una excelente crítica que suscribo completamente, no ha podido con Gru, mi villano favorito, que sigue encaramada al primer puesto. Habrá que ver cómo evolucionan estos dos títulos con el boca-oreja, así como con el aluvión de entradas de las que nos ponemos hablar inmediatamente.

Por destacar alguna de las películas, me quedo con el remake norteamericano de Déjame entrar (arriba el trailer), la novela del sueco John Ajvide Lindqvist que Tomas Alfredson se encargó de llevar a la gran pantalla en 2008 en una producción sueca, con actores suecos y con un gélido y descorazonador entorno nórdico. La película original de Déjame entrar es una obra maestra, una de las mejores películas del cine europeo de la última década. Cine vampírico en el mejor de los sentidos, nada de Crepúsculo, ni siquiera de True Blood, sino la vuelta a la esencia del romanticismo clásico y el apabullante claroscuro de la austeridad formal del Nosferatu de Murnau. Recuerdo que cuando se estrenó era de los que recomendaba que había que verla antes de que Hollywood armara su remake… y vaya si ha acabado pasando…

Los ejemplos son innumerables y van desde Abre los ojos y Vanila Sky hasta [·Rec] y Quarantine pasando por Deliciosa Martha y Sin reservas, Infiltrados y Juego Sucio o hasta Ringu y The Ring —siendo especialmente el terror oriental el más prolífico en esta debatible práctica—. La película que ahora se estrena, orquestada por Matt Reeves, el director de Monstruoso, es una excelente y muy recomendable película, pero tiene un problema: ya estaba hecha. La historia de un niño retraido, solitario y con problemas en su colegio que conoce a una niña que se instala al lado de su casa, misteriosa, atractiva, tan tierna como aterradora, que esconde un secreto terrorífico —la primera película venía con menor información, luego mejor resultado— se convierte aquí en un producto más vendible, más estructurado hacia lo palomitero y que, evidentemente, despedaza secuencias como la final, que es una oda al fuera de campo en el filme sueco y que aquí tiene un menor interés narrativo. Así que, como suele pasar, a los americanos no les gusta leer subtítulos y así nacen estos despropósitos… yo recomiendo a todo aquél que no haya visto Déjame entrar que vea antes la original, pero claro, es sólo una recomendación cinéfila...

Nos llega también Stone, un thriller con un interesante triángulo actoral entre Robert de Niro, Edward Norton —que ya coincidieron en 2001 en The Score (un golpe maestro)—y Mila Jovovich. DeNiro es un oficial de la libertad condicional que está a punto de jubilarse —ergo tipo ya cascado, cínico y desangelado­— que se topa con el caso de Stone, el personaje de Norton, un supuesto pirómano encarcelado que quiere ser libre y volver con su mujer Lucetta, una Jovovich que es lo mejor de la película. En este trío de desconfianzas y engaños —Jovovich intentará seducir a DeNiro utilizando armas de mujer que quizá no gusten demasiado a Norton— Stone se queda en una película prometedora y poco más, con un DeNiro ya a remolque de una época en la que resultaba apabullante actuando hasta leyendo el listín telefónico, un Norton que recuerda demasiado al de American History X o el de Las dos cara de la verdad, y una Mila Jovovich que quiere desmarcarse de su imagen en la saga Resident Evil. La película, por cierto, sufrirá mucho la llegada la semana que viene de un film que atraerá a un público muy similar pero que parece más interesante todavía: The Town (Ciudad de Ladrones). Hablaremos de ella la semana que viene.

La de animación de la semana es Ga’Hoole: la leyenda de los guardianes, en la que tendremos nada más y nada menos que lechuzas y búhos como protagonistas. En resumen, es como si El señor de los anillos se hubiera juntado con Happy Feet: rompiendo el hielo y, en el camino, hubieran entablado amistad con 300. Decimos 300 porque el director de Ga’Hoole es el eminente Zack Snyder, director de 300, Watchmen, y de la nunca suficientemente valorada Amanecer de los muertos, remake de la película de George A. Romero y uno de esos casos en los que la revisitación mejora su referente. Aquí la lucha del bien y del mal, la defensa de una comunidad del ataque de un ejército enemigo y las impactantes coreografías aéreas de las aves son el mayor interés de una cinta que, dicho sea todo, explota el 3D de una manera tan virtuosa como uno sólo recuerda el caso de Avatar. Augura buenas cifras de taquilla, lo que alzará a Snyder como un seguro en la industria hollywoodiense.

Tres títulos más nos llegan, aunque quizá de menor calado. Paranormal Activity 2 es la secuela de la exitosa película de terror que trajo un apabullante recorrido de marketing viral por internet y que, con un presupuesto irrisorio, logró llegar a todo el mundo. La idea de base es muy sencilla: una cámara doméstica grabando los sucesos que pasan en una casa mientras sus propietarios duermen. Puertas que se abren y se cierran, escaleras que crujen, ruidos sospechosos, y muchos muchos sustos. Una fórmula de apariencia de verdad basada en lo digital de la que es heredera de títulos como El proyecto de la bruja de Blair, [·Rec], Monstruoso u Holocausto Caníbal en combinación con algún clásico del terror doméstico paranormal como la inmortal Poltergeist. Así que, como era de prever, al éxito de la cinta original, misma plantilla, misma idea, y a sufrir en el cine.

Los seductores es uno de esos títulos que de vez en cuando los franceses nos traen con ideas bastante originales en clave de comedia. Así pasó con la reciente Bienvenidos al norte o con La cena de los idiotas —que por cierto tiene, como decíamos al inicio, remake norteamericano con Steve Carrell y Paul Rudd y que sin embargo llegará aquí a España directamente en DVD sin pasar por los cines—. En este caso cuenta la historia de una empresa familiar muy particular: la de un tipo seductor y atractivo que junto a su hermana y su cuñado se dedican a romper parejas. Así es, se les contrata —da igual que sea un padre reticente, una madre recelosa o unos amigos desconfiados— para que rompan a parejas que en opinión de estos no acabarían funcionando, por su propio bien. Sólo hay dos reglas, si el seductor se da cuenta de que de verdad se quieren, no hay negocio, y claro, tampoco te puedes enamorar de las víctimas… Es bastante evidente por dónde tirará la historia cuando este curioso grupo se enfrente a un encargo urgente evitando que una pareja se case en breve, y cuando el personaje protagonista conozca a la futura esposa y chica en cuestión… Una película simpática que ha triunfado en Francia y que recuerda a la homónima Las seductoras con Jamie Lee Curtis y Jennifer Love-Hewitt y a Hitch: especialista en ligues, con Will Smith, sólo que al revés.

Y, finalmente, Héroes, de Pau Freixas. Una película española acerca de la amistad, la nostalgia y la melancolía del recuerdo que un cuarentañero que recoge a una autoestopista rememora de un verano en los años ochenta con su pandilla de amigos cuando la vida parecía ser bastante más fácil de lo que es ahora. Especial atención a la aparición de una hermosa Nerea Camacho, la niña de Camino, de lo mejor de una película que no es sino un loable intento de remitir a la maravillosa Verano del 42 de Robert Mulligan, con una Jennifer O’Neill que enamoraba hasta a las piedras, pero que se pierde en un batiburrillo de situaciones sentimentaloides que apelan a películas como E.T. El Extraterrestre, Los Goonies o, sobre todo, a Cuenta conmigo de Rob Reiner. En aquélla sonaba el mítico "Stand By Me" de Ben E. King, en ésta se ha rescatado —muy convenientemente para la moralina de la película— el tema "Forever Young". Y es que todos hemos tenido en nuestra vida un verano en el que pasaron cosas que nunca olvidaremos... Eso es Héroes.

Cartelera de cines comerciales de Castellón y Vila-real:

>Cinebox Castellón-La Salera.

>Neocine-Puerto Azahar.

>Sucre Vila-real.