- nomepierdoniuna - https://www.nomepierdoniuna.net -

Desamor y bendiciones. El "formato más raro" de Daniel, Me Estás Matando, en Singin' in the Cave

El dúo de Ciudad de México protagonizó la sesión del domingo 24 de julio del ciclo Singin' in the Cave. Foto: Carme Ripollès (ACF).

A estas alturas, puede que la siguiente afirmación no sorprenda a nadie o quede incluso fuera de sitio, pero les Coves de Sant Josep de la Vall d’Uixó son un lugar para las que cualquier nimia justificación para volver es más que buena. Y la actuación del dúo mexicano Daniel, Me Estás Matando en Singin'in the Cave el pasado 24 de julio era la perfecta (en realidad, lo es cualquiera de los conciertos del ciclo).

El paraje de las cuevas toma por sí solo un cariz mágico, incluso antes de entrar en las propias grutas. El azul eléctrico del cielo nocturno de julio (con pocas estrellas, cabe decir) cubría el espacio segmentado que se cobija alrededor de un río seco, poblado por terrazas que atendían las últimas comandas de la jornada del domingo y de zonas lúdicas donde algún niño hacía rabiar a sus padres, que lo regañaban en algún idioma foráneo. El número limitado de asistentes a la peculiar velada se arremolinó a las puertas de acceso tan solo diez minutos antes de la sesión. Un público formado por matrimonios adultos, parejas, un grupo de jóvenes y un par de espectadores de menor edad. Porque en Singin'in the Cave cabe cualquiera.

Asistentes durante la actuación de Daniel, Me Estás Matando. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Una vez dentro de las cuevas, fuimos distribuidos en las embarcaciones para realizar el recorrido previo a la actuación de los mexicanos (disfrutando del descenso de la temperatura al adentrarte en les coves en plena ola de calor). Los narradores de este recorrido, los barqueros.

Hay veces en las que no hace falta recurrir a la consulta de obras de arte para sufrir un stendhalazo: con sentirte insignificante ante la grandiosidad de un paraje natural como son les Coves de Sant Josep, es suficiente. Un lugar donde el tiempo se detiene, se ralentiza, y cuyas edificaciones calizas aumentan su tamaño tan solo un centímetro cada doce meses. Avanzas entre las rocas, entre túneles, recorriendo el río en una barca y, de verdad, por un instante parece que todo lo demás es un poco más insignificante.

Daniel Zepeda, batería y cantante de Daniel, Me Estás Matando. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Y cuando los botes regresaban, los dos intérpretes de boleros de Ciudad de México se manifestaron, casi como una aparición mariana, en uno de los extremos de la Sala de los Murciélagos. Durante aproximadamente cuarenta minutos, Daniel, Me Estás Matando supo ganarse al público gracias a su habilidad en la interpretación de boleros, pero también por su carácter distendido y cercano. "Es el formato más raro en el que hemos tocado, sin contar que estamos dentro de una cueva", admitió el guitarrista de la formación Iván de la Rioja a unos asistentes que atendían desde las barcas varadas en paralelo.

Iván de la Rioja, guitarra y cantante de Daniel, Me Estás Matando. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Y es que Daniel, Me Estás Matando solo necesitó una guitarra y algunos manejables instrumentos de percusión (una pequeña maraca, un cencerro o una baqueta con la que marcar el ritmo golpeando el borde de su embarcación) para conectar con un público que atendía atento a sus historias de desamor y a sus constantes bendiciones y referencias a la providencia divina. Los propios artistas dejaron patente tal limitación de recursos: “Es el concierto donde menos efectos hemos tenido en la vida”, aseguró Daniel Zepeda, más acostumbrado a la batería y cuya libertad de movimientos de la ocasión le llevó a bailar e interpretar sus composiciones en los extremos de la barca, provocando el momento de mayor tensión de la velada por su más que posible precipitación al agua.

Daniel Zepeda aprovechó el formato para interpretar un bolero de pie desde el extremo de la barca. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Más canciones de despecho y un par de chascarrillos y la pareja de Ciudad de México abandonó la Sala de los Murciélagos, no sin antes anunciar la posibilidad de consumir su música en las plataformas digitales mientras su barquero hacía los últimos esfuerzos por sacarles de la estancia. Como un Caronte que tuviera su particular guerra personal contra Spotify.  Hay ocasiones en las que la inmensidad de la palabra escrita no permite describir con fidelidad lo experimentado, pese a la buena intención de quien escribe. La singularidad de la experiencia de Singin’in the Cave, por suerte, es uno de esos casos.

Les Coves de Sant Josep son el río subterráneo navegable más largo de Europa. Foto: Carme Ripollès (ACF).