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Carles Chiner, con 'El muro' en la UJI: "Para el espectador es un viaje en el que muchas veces es difícil hacer pie, con una lógica muy especial"

Carles Chiner, más conocido por ser el cantante del grupo Gener, en 'El Muro', de la compañía valenciana La Teta Calva.

Carles Chiner (Quart de Poblet, 1982) es el cantante de uno de los grupos valencianos mejor valorados en estos últimos años: Gener (una obvia derivación de su apellido para lo que apuntaba inicialmente a proyecto en solitario). Lo avala el que sus tres discos hayan sido los triunfadores en los Premis Ovidi y también en los más nuevos Carles Santos. El temps del llop (Mésdemil, 2014), Oh! Germanes (Mésdemil, 2016) y Cante el cos elèctric (Riu Sec, 2018) marcan esa senda que ha tenido varias paradas en escenarios de Castelló. Pero Carles Chiner es más que multiinstrumentista, cantante y compositor de canciones (por si fuera poco). También es guionista, director de un largometraje, Cos mortal, actor y autor de bandas sonoras teatrales. Y esta vez será esta última faceta el motivo de su regreso a La Plana. Será en el Paranimf de la UJI con la obra El muro, producción de la compañía valenciana La Teta Calva que parte, pero no sigue, de la idea general del famoso disco de Pink Floyd y su versión cinematográfica. Se podrá ver el viernes 21 de febrero, a las 20:00. Entradas: 8/10 euros.

La Teta Calva insiste en la promoción de la obra que se trata de una comedia (y lo repite varias veces con letras de caja alta), para a continuación explicar que "Rosi -Pink es el protagonista de El muro pinkfloydiano- es una historia de una mujer que perdió su infancia, que pisoteó su adolescencia, que malgastó su presente y que venderá su futuro", para rematar con "El muro es una historia donde estamparse". El muro de un motel de carretera entre Cuenca y Madrid. Para poner luz en esta obra escrita por María Cárdenas y su director, Xavo Giménez, Nomepierdoniuna contacta con Carles Chiner -coprotagonista junto a Mercé Tienda, Leo de Bari y el propio Xavo- y aprovecha para preguntarle también por sus otras facetas artísticas.

>Por lo leído en la sinopsis, El muro parte de la idea de aislamiento que impregna la obra homónima de Pink Floyd, aunque no se trata de ninguna adaptación ni del disco ni de la película. La Teta Calva apunta en sus frases promocionales que es una “comedia”, pero por las ideas que transmite en esa promoción da la sensación de que es más bien oscura y agobiante. Como no la hemos visto aún, ¿qué nos encontraremos realmente al asistir a la representación de El muro?
El muro es una comedia y sí, es oscura y agobiante. Y también tierna. Y delirante y profunda. Creo que el gran valor del texto de Xavo y María es precisamente la capacidad de saltar entre códigos con total impunidad y hacer que todos funcionen. Es difícil definirla o encasillarla y ese es su fuerte. Para el espectador es un viaje en el que muchas veces es difícil hacer pie y a la vez vas sintiendo como poco a poco todo encaja en una lógica muy especial.

>Y ya que los hemos mentado, ¿eres fan del grupo británico y te gusta este doble disco en particular?
Nunca he sido especialmente fan, en el sentido de fanático, de Pink Floyd, aunque por supuesto conozco su obra y me interesa. Supongo que me gustan más los Pink Floyd iniciales de Syd Barret que su época más progresiva, aunque sí me echas algo en la bebida y me pones The wall viajaré hasta el final del camino.

>Parece que esta producción tiene más que ver en cuanto a puesta en escena con el universo de David Lynch... a lo castizo.
Bueno, no sería una mala frase gancho. Todo transcurre en el motel de un área de servicio, allí donde navajas y camioneros conviven con imágenes de caza, gin tonics y casetes con chistes de Arévalo. Y la narración, completamente disruptiva, puede llevarnos por derroteros similares a los de Lynch, un universo en el que nada es lo que parece y las imágenes albergan símbolos profundos. A partir de ahí, se despliega un reino personal que solo podría pertenecer a María y Xavo.

>La estrenasteis entre marzo y abril del pasado año en el Teatre Principal de València. ¿Cómo funcionó? ¿Qué es lo que más te ha comentado el público sobre ella?
El estreno fue una maravilla. Para mí, como turista del teatro, poder compartir un escenario con bestias como Leo, Merce o Xavo me supone ya pago suficiente. En cuanto al recibimiento del público, lo que más nos ha llegado es la capacidad de la obra para hacer que el espectador se revuelva en su butaca, incómodo, saltando de la risa al llanto, tratando de hacer pie en un suelo que parece ablandarse a cada paso.

Un momento de vuelo en una comedia que tiene mucho de oscuridad y agobio.

>Te encargas de la banda sonora. ¿Son temas tuyos creados para la obra específicamente? ¿Utilizas alguno de ellos en un concierto de Gener?
Las canciones, salvo alguna versión de Bruno Lomas, están compuestas para la obra y tienen poco que ver con el lenguaje de Gener. Con La Teta Calva siento la libertad de dar rienda suelta a toda ocurrencia que ayude a propulsar la obra en su dimensión emocional. Hay una mezcla de géneros recorriendo la obra: punk, pop, balada, psicodelia, canciones de crooner... Un mejunje extraño en el que el único elemento común es que todas esas canciones podrían sonar en el convite de un bautizo en el restaurante de un área de servicio. Podría parecer incluso deslavazado, pero creí importante imponerme dos retos: que todo tuviese un aroma a casete de carretera y que, a la vez, no operase sólo desde la farsa, sino que lograse activar teclas emocionales. ¿O acaso no nos hemos emocionado todos alguna vez con canciones cutres?

>La verdad es que como compositor y cantante me sorprendes en cada tema. Suenan a rock, blues ácido, pop, soul, psicodelia... por separado y a veces con varios de esos ecos a la vez. En ocasiones me recuerdas a Nick Cave, otras a Jeff Buckley... te he oído calificarte como “punki” y en los directos metes el “Lady” de los electrónicos Air. ¿Tú mismo eres capaz de encontrarte alguna definición como músico, creador e intérprete?
Supongo que soy una veleta. Intento conciliar el impulso de vientos contrarios. Por lo general me aburre adscribirme a un género a la hora de componer. Necesito que haya espíritu de juego y que juntar una rueda de acordes no sea algo mecánico. Como cantante, mi aproximación es siempre desde el emocional y trato de usar la voz para ponerla al servicio de lo que trato de contar, sin miedo a buscar sitios por donde hacerla resonar. Como letrista trato, no siempre con éxito, de que el lenguaje no aprisione la parte más misteriosa de la música, por eso intento evitar aleccionar al oyente con consignas o panfletos. Sé que está muy de moda la visión de que todo arte es siempre político por acción u omisión. Para mí, pese a que puedo entender que hay cierto grado de veracidad en ello, esta es una actitud que no pocas veces justifica que un artista se sienta capacitado para pontificar desde el púlpito. Esto es, como dice Mamet sobre el teatro, una regla sagrada: no aprovecharse de la situación de debilidad crítica en la que se encuentra el público cuando es de calidad. Al teatro, como a misa, se entra dejando el raciocinio en la puerta. Se va a un encuentro más profundo. Que el creador aproveche esa situación para intentar sembrar dogmas de cualquier tipo no deja de parecerse a un cura incitando a la feligresía a votar a Vox.

“El teatro tiene una larga tradición de gente sindicada que estableció unos mínimos hace ya mucho y es más fácil encontrar gestores con sensibilidad en el ramo. La música cuenta muy poco para la administración y se nutre más de la taquilla y el promotor privado”

>Supe de ti por primera vez cuando debutaste en 2014 con El temps del llop, que en realidad es más un disco de Carles Chiner que de Gener grupo. Creo que tocas todos los instrumentos en él. En aquel momento leí en alguna biografía tuya que también eres actor y guionista, más director del largometraje Cos mortal. Y se me ocurren dos cuestiones. La primera: ¿cómo tienes tiempo para todo, porque encima no paras? La segunda: ¿cuál ha sido tu formación artística?
Como te digo: una veleta. Cuando algo me interesa lo hago obsesivamente. Y me interesan muchas cosas. He ahí mi talón de Aquiles: no haber podido especializarme a fondo en ninguna disciplina. Como músico soy autodidacta a medias. Nunca he estudiado solfeo aunque sí recibí buenas clases de guitarra de Octavio Hidalgo a los catorce años. Después de eso acabé curioseando el piano, el bajo y la guitarra por mi cuenta. En cuanto a estudios, empecé y abandoné Bellas Artes, cursé un máster de guión de cine con Michel Gaztambide, del que aprendí mucho, y acabé trabajando en el audiovisual, a veces como guionista, a veces en labores de dirección y, ahora también en labores de diseño de sonido junto a mi compañero de Gener Pasqual Rodrigo.

>Cuando contactamos para esta entrevista, me dijiste que ahora mismo estás en estudio. ¿Qué preparas?
¡Nada de lo que se pueda hablar!

>Vives dentro de dos sectores, el musical y el teatral, en los que la palabra “crisis” es una constante, que parecen sobrevivir principalmente por el impulso de quienes se empeñan en seguir hacia adelante con su pasión creativa. Desde tu amplia perspectiva, ¿se vive un buen momento creativo?
Siempre se vive un buen momento creativo, también -o incluso más- cuando se vive en una crisis estructural crónica. Es una paradoja sumamente endemoniada.

>Pasando a lo que queda más allá de la creación: los costes, las taquillas, las ayudas... ¿qué es más complicado: abrirse camino y sobrevivir en el ámbito teatral o en el musical?
Con todo lo que tienen en común, diría que en la música es más complicado. El teatro tiene una larga tradición de gente sindicada que estableció unos mínimos hace ya mucho y es más fácil encontrar gestores con sensibilidad en el ramo. La música cuenta muy poco para la administración y se nutre más de la taquilla y el promotor privado.

>Creo que por el trabajo de grupos como Gener y unos cuantos más, la música cantada en valenciano, por fin, parece estar destruyendo los muros de aceptación general que parecían dejar entrar solo a la música de fusión principalmente reivindicativa (con dolçaina, en muchas ocasiones) y la de cantautor. La que se situaba fuera de ahí parecía quedar como una frikada o productos para minorías reducidas, discos de culto en algunos casos. ¿Estoy equivocado en mi percepción?
Si es así, nos alegra y enorgullece. Pero seguro que es un mérito común, generacional, que tiene que ver con la búsqueda de referentes diferentes a los que tuvieron nuestros padres o hermanos mayores.

>En els Premis Ovidi y Carles Santos arrasáis. Casi se podría crear el Premi ‘I a més de Gener, el guanyador és....’. Realmente, ¿qué significa para un grupo como el vuestro recibir galardones?
Bueno, es una alegría, claro. Pero también un arma de doble filo, que produce distorsiones en la percepción que la gente tiene de ti. Una cosa está clara: si los metes en una olla a hervir no sacas caldo.

>Normalmente los grupos acostumbráis a apuntar vuestro más reciente disco como el mejor... hasta que pasa un tiempo. En mi caso no sabría decirte si Cante el cos elèctric me gusta más que ¡Oh, germanes! o El temps del llop. No sé qué me espera en la siguiente canción. En lugar de preguntarte por tu disco favorito de Gener, salvo que tengas muy claro que hay uno que es indiscutiblemente el mejor, te pido que indiques algunas canciones que crees que no pueden faltar en una playlist de Gener.
(Duda) Es muy personal, claro, pero tengo especial predilección por "Contrallum", "El riu que no torna", "Convencionals" y "Penjats d’un núvol".

>Son discos en los que las letras y la música se sitúan a un nivel similar. Es necesario prestar atención a ambos apartados. En Cante el cos elèctric apuntáis en el título a Walt Whitman y Ray Bradbury. ¿Qué otros referentes literarios tienes interiorizados?
Últimamente leo menos ficción y poesía y más ensayo. Muchos de mis más queridos maestros son hispanoamericanos: Cortázar, Sabato, Borges... En poesía mis lecturas son dispersas, aunque guardo en el corazón versos de Biedma, Estellés, Quevedo, Hernández, Goytisolo, Plath, José Luis Parra... En relato, Poe, Bradbury y Cortázar están en mi podio. Y luego me gusta mucho la otra literatura, la de los cómics y novelas gráficas.

>Cante el cos elèctric tiene un tono más pop que los dos anteriores discos, aun manteniendo la esencia. ¿Es algo premeditado o simplemente han ido surgiendo así las composiciones?
Una misma canción puede tomar muchos caminos en la fase de producción y arreglos. En este caso, nos apetecía filtrar más nuestros referentes de género, tratando de hacer un disco, como dices, más pop. El primero tenía bastante de blues y el segundo de soul.

>Por cierto, ¿y esa rareza de Cares B de Cante el cos elèctric?
Siempre nos gusta ir al estudio con más temas de los que saldrán en el disco. Después de una criba grande, esa última criba -la que más cuesta- puede ser vital para que el disco no sea demasiado autocondescendiente. En este caso, dejamos fuera "Clic Play Stop" y "Standby" por cuestión de espacio en el vinilo y las hemos sacado ahora.

>En el televisivo L'estudi de À Punt, vivisteis la experiencia de intercambiar músicas con Badlands. Si pudieseis escoger, ¿con qué músico o grupo repetiríais experiencia?
Con Els Jóvens.

>Además de con El muro, veremos de nuevo a Carles Chiner por las comarcas de Castelló en...
Si no me equivoco tenemos algo pronto, aunque no estoy seguro de que se pueda anunciar aún. Así que mejor cierro la bocaza.

“Con los premios hay una cosa que está clara: si los metes en una olla a hervir no sacas caldo”