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Ángel Gil Cheza. Conexión más allá del formato

“Sale a la venta en papel la novela que los lectores de ebooks han situado en el punto de mira del panorama editorial español”. Así se anuncia El hombre que arreglaba las bicicletas (Suma de Letras) en las presentaciones que está haciendo Ángel Gil Cheza desde que se lanzó a mediados de marzo. Y también se han inclinado por ese enfoque la ingente cantidad de medios que lo han entrevistado y reseñado en las últimas semanas, léase “La nueva novela de Ángel Gil Cheza pasa al papel tras su éxito en Amazon” en La Vanguardia. La trayectoria del escritor vila-realense es perfecta para ilustrar el momento que vive el mundo del libro, en el que los movimientos naturales que se producen con la autoedición digital son observados con lupa por las editoriales y en el que, realmente, la publicación en papel y en formato electrónico funciona como vasos comunicantes. Porque, al final, las novelas son historias que conectan o no y las de Ángel Gil Cheza están entre las primeras.

Los más vendidos el Día del Libro en Argot.

Así se explica que El hombre que arreglaba las bicicletas vaya ya por la segunda edición (en la primera se hizo una tirada de 6.000 ejemplares), que sea el segundo más vendido el Día del Libro en una gran librería como Argot en Castellón, con una de las portadas que más se han visto en redes sociales acompañada de una rosa. Así se explica que un sello internacional como Suma de Letras, perteneciente a uno de los grupos editoriales más importantes en habla hispana como Santillana, haya apostado por un escritor de 40 años inédito en papel y afincado en Castellón, lejos de círculos literarios, corrientes, generaciones y Nocillas. Porque lo que importa son las historias que corren por sus páginas; las historias bien contadas, con miga y trasfondo, con las que el lector empatiza. “Creo que lo que llega a los lectores es mi forma de escribir atendiendo a los detalles, intentando emocionar y transmitir con personajes de carne y hueso”, explica él mismo. Lo cierto es que Ángel Gil Cheza se ha revelado como un gran narrador de historias. Aunque, en realidad, siempre lo fue.

Aquel joven punk que contaba historias sale ahora en la tele       

Ángel Gil Cheza (Vila-real, 1974) empezó escribiendo en los primeros 90 en fanzines artesanales, militantes y contraculturales, como Sàtira Coenta, nacido al calor de la legendaria Casa Okupa de Vila-real. En paralelo, tocaba la batería en el grupo Mala Hierba y después se metería a cantautor punk con canciones en las que las letras, con marcado mordiente social, pronto sobresalieron de forma descarada. Recuerdo perfectamente un concierto-performance en la Sala de Juntas de la Facultad de Humanas de la UJI cuando estaba en el antiguo campus del CUC -hoy Escuela Oficial de Idiomas- a mediados de los 90. Fue iniciático. Solo, con su guitarra acústica y su amigo el fotógrafo Román Rubert acompañándole con proyecciones, empezó a explicarnos una serie de historias personales y colectivas que diría todavía no ha terminado de contar, que al transformarlas en novela han terminado por seducir a más de 10.000 lectores. Una historia que nace de compartir sensaciones y miradas íntimas, anhelos, sinceros y reales. De dejar de arredrarse, de apostar, como nos explicó en una entrevista en 2011 cuando dio el salto. De arriesgar y terminar saliéndose con la suya. Una historia en la que dibuja un mundo en el que se entremezcla y se confunden episodios autobiográficos y ficción; la mirada crítica hacia el mundo en el que vivimos y la aspiración de uno mejor; los recuerdos y la melancolía con la recreación ensoñada.

Por encima de su sustrato libérrimo es Ángel Gil Cheza –licenciado en Humanidades y máster en Edición- un escritor concienzudo, aplicado, de método. No en vano, su principal dedicación profesional es enseñar a escribir y corregir lo que escriben otros. Y es volcando sus conocimientos en su propia obra como ha terminado dando en el clavo. Primero picando piedra con libros electrónicos autoeditados, trabajándose los lectores uno a uno, casi de forma personalizada, y ahora con el respaldo decidido de Suma de Letras. En un año ha pasado de explicar en su muro de Facebook que su novela se podía leer en el móvil o en la tableta por menos de 3 euros a relatar en un plató de TVE en qué se inspiró para escribirla. Por el camino, perseverancia y seriedad, la misma que utiliza en esta entrevista, para responder de forma minuciosa y reflexiva a nuestras preguntas. Y, sobre todo, con claridad de ideas y convicción.

La Aventura del Saber. Ángel Gil Cheza. El hombre que arreglaba las bicicletas

El flechazo editorial

“Originalmente El hombre que arreglaba las bicicletas fue escrita en 2009 y estuvo en la bandeja de algún editor que descartó publicarla. Así que en el verano de 2013, tras el éxito que había tenido en internet La lluvia es una canción sin letra, decidí volver a trabajarla siendo aséptico, como hago con otros escritores que me pasan sus manuscritos para hacerles el editing, para reforzar la trama entre otros aspectos. A finales de julio la subí a internet y, sin hacer nada de campaña, desde el primer día estuvo entre el top 100 de Amazon en España y en un par de semanas ya estaba muy bien posicionada, en parte gracias a lo que había ocurrido con La lluvia es una canción sin letra”, explica Ángel Gil Cheza.

Después de haber tenido algún escarceo editorial a propósito de La lluvia es una canción sin letra, en diciembre de 2013 recibe la llamada de Suma de Letras. “Me dijeron que les había llamado la atención el título de mis novelas, el éxito y las críticas en internet; que pensaban que podían encajar en su proyecto editorial”. Viaje a Madrid y firma para la publicación de las dos novelas en 2014 con la misma editorial que publica, por ejemplo, el exitoso El cumpleaños secreto de Kate Morton. “Fue como un sueño hecho realidad; han apostado de forma muy clara y se trata de una editorial de novelas generalistas, para grandes públicos, así que estamos muy ilusionados”, señala Ángel Gil Cheza hablando casi siempre en plural, en referencia a Papel Mojado, la firma de servicios editoriales y proyectos culturales que ha puesto en marcha junto a su pareja, la chelista y diseñadora Lluïsa Ros Bouché, responsable de la portada del libro. Papel Mojado se inició con la difusión de sus dos novelas en formato digital y también se ha encargado del excelente booktráiler de presentación de El hombre que arreglaba las bicicletas, rodado en Torre la Sal y protagonizado por el propio novelista vila-realense, que también pone la voz en off.

Un testamento muy especial para tejer la trama

“¿Qué dejamos cuando morimos y a quién le diríamos aquello que quedó sin decir? La novela es mi respuesta a esa gran pregunta”. O como dice el cierre del booktráiler, “El hombre que arreglaba las bicicletas es aquel viejo amor que a veces recuerdas, recapitulas con cariño alguna noche de verano, cuando la brisa rompe a volar y se oye el mar a lo lejos; y te preguntas qué hubiera pasado y quisieras saberlo y, aún así, no cambiarías tu vida por nada, por absolutamente nada”. La historia se articula en torno a la herencia que deja un escritor de novela negra, que como consecuencia de su última voluntad consigue reunir en una casa de verano a las personas que más quiso, humanizando sus corazones y haciendo reflexionar al lector sobre los valores realmente importantes que hacen que la vida tenga sentido.

“El testamento obliga a que su viuda, su hija adolescente y un antiguo amor que tuvo en Irlanda 17 años atrás convivan en la playa junto a un taller de bicicletas. En paralelo a la trama, se expone todo el modo de vida mediterráneo que teníamos en los veranos de los años 80 y 90 en la zona de Torre la Sal, que es donde los pasaba yo, antes de que la costa fuera invadida por apartamentos fantasmas sin vender con avenidas por donde no transita nadie”, explica Ángel Gil Cheza en referencia al complejo Marina d’Or. “Muchos llegamos a conocer una costa mucho más virgen que la actual, donde las sandías se enfriaban en las balsas; ahora se ha creado una frontera entre un paraje natural y un cementerio de hormigón”, censura. “Rodando el booktráiler, una mañana fui a grabar solo para sacar el amanecer del principio del vídeo. Me planté a las 6:30 y allí, en medio de la oscuridad cuando empezaba a aclarar, vi ante mis ojos la destrucción de la construcción; la sensación de impotencia y tristeza fue alucinante. Y también la cantidad de recuerdos que me venían de cuando yo pisaba esa zona, y cómo era entonces, algo que se refleja durante toda la novela… Cuando yo tenía 20 años, que se te hacía de día y te bañabas en bolas en la playa...”, rememora el escritor vila-realense, ofreciendo una visión de la zona coincidente con la de su amigo y colega Robert Juan-Cantavella, quien precisamente ambientó en el citado complejo turístico su novela El Dorado (Mondadori, 2008) en un devastador ejercicio de  periodismo gonzo. El escritor de Almassora, por cierto, acompañó a Gil Cheza en la reciente presentación de la novela en Barcelona, en Pequod Llibres.

Volviendo a la trama, el autor también reconoce la importancia del taller y las bicicletas, aunque más en el plano simbólico: “El taller de bicicletas era la forma que tenía de comunicarse con los vecinos el escritor de novela negra y también, a nivel inconsciente, la bicicleta representa una forma de ir por la vida, de buen hacer; por eso le dedico la novela a las dos personas que me enseñaron a ir en bicicleta, en honor a los valores que me inculcaron y que están recogidos en esta historia”.

Pedalear sin borrar las marcas para seducir a los lectores

Pedalear a un ritmo constante y sin borrar las marcas que van dejando las ruedas. Ese es otro de los secretos del éxito literario al que apunta Ángel Gil Cheza, muy de recordar y apoyarse en el camino recorrido, de mirar hacia atrás sin remordimientos como aprendizaje vital. Desde la redacción de su perfil biográfico, en el que recuerda su trayectoria musical, que en realidad nunca le dio de comer, pero que fue su primera forma de expresión artística y siempre ha sido muy importante en su vida. Pero también episodios más prosaicos: “Ayer estuve firmando libros en Carrefour Vila-real. Hace años trabajé allí un tiempo, en la estafeta de Correos. Eso fue antes de decidir abandonarlo todo y huir a los bosques de la narrativa”, comentaba en su muro de Facebook hace unos días, para rematar durante el Día del Libro: “El Carrefour de mi pueblo ha regalado con motivo del día del libro un ejemplar firmado de El hombre que arreglaba las bicicletas a cada uno de sus más de cien trabajadores y trabajadoras. No tengo palabras de agradecimiento suficientes”.

Sí, la forma de interaccionar con los lectores en redes sociales, de tocar la fibra en muchos de sus comentarios, es otra de las claves que ayudan a comprender el fenómeno de Ángel Gil Cheza, que arrancó entre enlaces a sus novelas colgadas en Amazon. “Al principio tenía una doble misión: difundir mis novelas y convencer a la gente de que se podían leer en el móvil o en la tablet”, señala, pero con el tiempo las está utilizando más para dialogar con su público: “Muchas veces me llegan solicitudes de amistad de lectores que no conozco y las acepto porque me interesa saber qué les parecen mis historias, qué quieren decirme. De hecho, tengo un círculo muy reducido de amistades en el que me apoyo y me ayuda a escribir las novelas”.

Una de las fotos que los lectores comparten en Facebook leyendo la novela de Gil Cheza.

“Cuando leo por placer intento que sea en papel, pero no por fetichismo”

Ángel Gil Cheza reconoce que, con la publicación de la novela en formato papel a través de Suma de Letras, ahora se dirige a un nuevo público que todavía no conoce, diferente al que ha fidelizado en internet. “Hay lectores de la versión digital que sí que la comprarán, pero será una minoría, porque ya se la han leído. Puede que la compren para regalarla, pero no creo que ese sea el público mayoritario. Esta edición está más bien destinada al público que no lee en digital o que aprecia más la novela en papel. Además, también nos dará visibilidad fuera de internet; ahora las librerías funcionan como un escaparate para estar, para llegar a los lectores que no te ven en la red”, reflexiona.

En cuanto al perfil del lector del libro digital, el autor puntualiza que “aunque se piense que la lectura digital va contra las editoriales más consolidadas y literarias, los primeros lectores de libro digital en este país fueron los propios editores, porque para trabajar, para llevarte un fin de semana tres tochos para leer, lo más práctico es un libro digital”. Un perfil que convive con otro bien diferente, quizás más cercano al estereotipo: “Sí que es verdad que hay gente que lee en digital que es poco exigente con cómo se edita o trabaja un texto”.

Si le preguntamos por sus preferencias, se muestra categórico y en contra del tópico: “Leo en digital muchas cosas porque trabajo mucho leyendo y porque reviso muchas novelas que no están publicadas, y eso me permite salir de casa leyendo el mismo archivo en el móvil y en el ordenador. Cuando leo por placer intento que sea una novela en papel, pero no por el fetichismo absurdo del olor del papel, sino porque me gusta ver cómo está editado. Leer a las dos de la mañana en la cama con un libro de 800 páginas es incomodísimo; es más cómodo con el digital”. Y concluye: “Soy de los que piensan que hay que salvaguardar el formato del libro en papel, pero no porque huela a papel, eso es un fetichismo que en literatura no tiene ninguna cabida”.

Una de las imágenes que utiliza Ángel Gil Cheza para promocionar el formato digital de sus novelas en redes sociales.

“Otra cosa es el pirateo del libro digital, porque realmente hay mucho libro pirata en internet, incluidos los míos”; práctica que, en el caso de sus dos primeras ediciones digitales en Amazon, se queda en evidencia ante el precio que tenían ambas novelas, entre 0,98 y 2,99 euros cada una. De cualquier forma, como ya han proclamado en repetidas ocasiones distintos escritores consolidados de renombre, hay muy pocos autores en España que vivan exclusivamente de escribir novelas. ¿Cuál es el equivalente al concierto en directo del músico para el escritor? “Claro, no hay otra alternativa que hacer bolos, ir a hablar de tu obra donde te llamen, ofrecer ponencias en congresos, dar clases en la universidad, colaborar en periódicos, en programas de radio o televisión… Por ejemplo, yo estoy dando clases de escritura en Vila-real, en la librería Argot y por videoconferencia”, responde.

Docente y editor de mesa además de escritor

Su principal dedicación es la de editor de mesa, la de “acompañar” –como a él le gusta decir- a otros autores en el proceso de escribir o rematar bien una novela, para guiarles desde fuera, bien a través de editoriales o por encargo directo. Una “especie rara con muy pocos ejemplares en España”, especializada en lo que técnicamente se conoce como editing, que por ejemplo le ha llevado a colaborar en la nueva novela de León Arsenal para Edhasa, que utiliza códigos QR sobre el papel para ofrecer diferentes contenidos relacionados con la historia.

Faceta que combina con la docencia en distintos espacios, como él mismo apuntaba, y que recientemente le ha llevado a editar Malson daurat, una novela colectiva escrita en valenciano por sus alumnos bajo su coordinación dentro de las Jornades de Creació Literària de la Univeristat Popular de Vila-real. “Entre siete personas hemos escrito una novela colectiva partiendo de una historia fascinante: la venta de un plato cerámico fabricado por las monjas dominicas de Vila-real con la técnica del reflex daurat a un marchante en 1908, que finalmente fue a parar al museo del Louvre de París, donde se expone hace décadas”, explica Ángel Gil Cheza, para añdir: “Sobre esta base se ha creado una ficción, una novela policiaca durante sólo tres meses, con gente que tenía experiencia escribiendo y gente que no; y la verdad es que estoy muy contento con el resultado final”. Editada por el Ayuntamiento de Vila-real y disponible en las librerías de La Plana, los beneficios de su venta se destinarán a un fondo de Cruz Roja que compra libros y material escolar para niños sin recursos de la población.

Sin ir más lejos, el próximo martes 29 de abril inicia un nuevo taller denominado Curso de relatos cortos en telaraña en el Espai Jove de Vila-real. Arengando al personal como mejor sabe: “En esta ocasión vamos a intentar escribir en el propio aula, algo que nunca hemos hecho antes. Todos sois bienvenidos (previa inscripción)… si tenéis agallas, sois de los nuestros. Si no las tenéis pero sabéis pelar patatas, también. Si no las tenéis y tampoco sabéis pelar patatas, venid igualmente, os enseñaremos a disparar… (palabras)”, cuelga en su muro de Facebook.

Y pronto volverá a sonar La lluvia es una canción sin letra

El acuerdo de Ángel Gil Cheza con Suma de Letras incluye la publicación, este mismo año, de La lluvia es una canción sin letra, el libro con el que el vila-realense realmente empezó a convertirse en un fenómeno editorial en internet hace un año. Así que es posible que el éxito registrado en el último mes, especialmente durante el Día del Libro, sólo esté en sus inicios. Inspirada en su periplo como aprendiz de arqueólogo en Irlanda y escrita originalmente en 2008, esta novela fue publicada en internet en abril de 2013 con un despegue fulgurante, que el autor recuerda perfectamente:  “Los primeros días le costaba arrancar, porque, claro, hay que tener en cuenta que en Amazon hay unas 50.000 novelas de ficción en español… Pero a partir de Sant Jordi se empezó a posicionar muy bien hasta colocarse entre los 100 primeros y, al mes, en el top 10. De hecho, estuvo durante varias semanas el número 3 de los más vendidos en España. Como colofón, en Navidad, salió en el suplemento Babelia de El País como tercer libro más vendido en el ranking de Amazón en España en 2013”. De hecho, fue la ópera prima más vendida en 2013 en Amazon.es.

Ambas novelas fueron escritas años atrás, así que mientras las publica y promociona ya está ideando nuevas historias. “Ahora mismo tengo a medias una novela negra ambientada en Vila-real, para la que llevo tiempo investigando y leyendo y, aparte, tengo otra historia escrita en valenciano ambientada también en Vila-real”.

A pesar de las buenas perspectivas, Ángel Gil Cheza tiene claro que el camino no va a ser fácil: “Me hace mucha ilusión pensar que vamos por la segunda edición de El hombre que arreglaba las bicicletas en tan sólo dos semanas y que el booktráiler tiene una media de cien visitas al día, pero la lucha va a ser dura; un escritor sin nombre y sin padrinos es poco menos que un ratoncillo asustado. Lo que ocurre es que yo no soy un escritor. Yo soy otra cosa”, concluye con sorna.

 

 

Título: El hombre que arreglaba las bicicletas
Autor: Ángel Gil Cheza (Vila-real, 1974)
Género: Novela de sentimientos
Editorial: Suma de Letras
Páginas: 256
Publicación: 12 de marzo de 2014
Precio: 16,50 € (libro electrónico: 6,99 €)

 

 

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