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Una mirada al Rototom con “Whole lotta love”

La organización prevé que se produzcan cerca de 250.000 visitas al Rototom Sunsplash en su quinto año en Benicàssim, una cifra que asentará al festival reggae en el podio de asistencia a nivel nacional dentro de los eventos musicales… ¿Musicales? El Rototom se aleja bastante del electrocardiograma propio de un festival meramente musical. Es un contraste y a la vez conjugación de culturas repartidas durante el año por el planeta y reunidas durante una intensa semana en Benicàssim. Hay “amor”, “muchísimo amor”, en el ambiente.
  
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Un ave de luz se posa sobre el público asistente al Main Stage del Rototom. Foto: Carlos Pascual.

(Uuffff!!!) Afrontar por primera vez la misión de cubrir el Rototom Sunsplash provoca una sensación de estar desbordado antes de comenzar. Te hace soltar algún que otro suspiro en plan “¿y a todo este mogollón cómo le meto mano (y teclado)?”. Un simple vistazo a la amplia programación -¡a desarrollar en ocho días!... más una fiesta previa- ya te deja bien claro que no se trata de un festival musical al uso. A diferencia de otros eventos más o menos similares (aunque sería mejor decir “con alguna similitud”), la larga relación de actividades no cabe en una sola hoja, ni en un solo enlace, ni en dos, ni en tres.... Si se le añade que uno no está familiarizado con la escena tropikal y que más de la mitad del cartel le resulta desconocido, sin olvidar la guinda de que algunos actos se desarrollan en inglés… Hay que ponerse las pilas.

(Si tienes prisa, ve con calma) Primera lección recibida en el Rototom. Sábado 15 de agosto. Día de acreditación. Somos muchos los que acudimos simultáneamente a este proceso previo sólo un rato antes de arrancar este 21º Rototom, quinto consecutivo en Benicàssim, el del "We have a dream". Error si piensas que vas a superar el trámite en pocos minutos. Demasiados preaceptados esperando delante de un par de taquillas abiertas. Además, las encargadas de sellar las dos o tres pulseras de acceso han de escuchar historias particulares, cada una diferente de la anterior y de la que vendrá después… y que urgen solución. Aparecen algunos nervios… ¡Calma! Hay ocho días por delante, ocho días en los que las prisas chocan con el espíritu reinante.


(¿Por dónde empiezo?) Primer paso aconsejable en cualquier festival: ubicarse. ¿Dónde está qué? Atravesada la segunda puerta de bienvenida, la presidida por el León del Rototom, te das cuenta de que la imagen mental que traes incorporada del plano del recinto te sirve de referencia muy básica, demasiado básica. Una retahíla de tenderetes de todo tipo (informativos, comerciales, solidarios, lingüísticos, alimenticios…) se agolpan ante los ojos y conforme avanzas compruebas que hay actividades en marcha por cualquier zona. ¿Cómo tener cierto control de qué, cuándo y dónde? Quien acuda simplemente a disfrutar -que no es poco- esos datos es posible que le resulten irrelevantes, pero quien está allí para informar necesita una guía con esas referencias. En la segunda vuelta por las explanadas aparece un puesto clave: el punto de información, justo al lado del Foro Social, a pocos metros de la entrada. Y en su mismo mostrador, un objeto de preciado valor: una hoja (¡una!) con todas las actividades del día.

El RotototomCircus, con sus exhibiciones de slackline, punto preferido por los más jóvenes. Foto: Ángel Sánchez  (ACF).

(¿Es Benicàssim o cualquier otro punto ‘libre’ del planeta?) Una de las primeras imágenes que se incrustan en el cerebro es el importante número de extranjeros con los que te encuentras. En los arranques de algunas jornadas apostaría a que iguala el de españoles. Cuando la organización pasa el dato de que hay 75 nacionalidades presentes certificas que tu impresión no estaba muy errada. Otra imagen que separa al Rototom de otros eventos: el ostensible número de parejas interraciales. Y una más: muchas familias (padre y madre, hijos y/o hijas e incluso abuelos/abuelas) paseando por el recinto. Familia con descendencia, RototomCircus asegurado. Cerca de la zona Dancehall se lee una alargada pancarta que sería el lema general del festival multicultural una vez dejas que se integre en tu alma: “One love. We are one. One heart”. Paseas por un pasillo y palpas la armonía, da lo mismo que estés cerca del Main Stage o en el otro extremo, la African Village. No hay malos rollos. Cualquier tropezón llega acompañado por una disculpa. “Love”, la imagen de Bob Marley y los colores verde, amarillo y rojo –los panafricanos- son lo más repetido dentro del mar de tonalidades, banderas, mensajes, personas descalzas, tumbadas… que te encuentras a tu paso. En la Reggae University se expresan casi siempre en inglés. Si además, el tema tratado se refiere a alguna acción social llevada a cabo en algún punto concreto de Jamaica resulta complicado seguir la charla (¿No sería aconsejable la presencia de alguien que tradujese? Desde la organización no lo creen así).

Una pareja asistente al Rototom en la relajada zona de hamacas. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

(Caras conocidas) Te aseguras de que estás en La Plana cuando en los primeros momentos empiezas a encontrarte rostros conocidos cuando la música está presente, como son los del fotógrafo Txema Rodríguez, el del también fotógrafo Antonio García, Rockmuseum –quien con su experiencia de otros años me sirve de guía-, o el inconfundible Borjita Palmieri, que me informa rápidamente de su cargada hoja de ruta: Rototom, El Corb, regreso al Rototom para participar en el show de Jamaican Memories… y el jueves, cantando con su banda, Bandits. En la zona de prensa coincido con MC Alberto, establecido en Burriana y con un historial comunicativo en torno al mundo del hip hop que impresiona (además de sus propias producciones discográficas, que en el nuevo año verán otro capítulo). Ha hablado con los más grandes del género y en un plazo no demasiado largo de tiempo sorprenderá con un proyecto que tendrá repercusión bastante más allá del ámbito provincial. Están presentes casi todos los que en La Plana habitan y alimentan el circuito tropikal, con destacada presencia de borriolenses, una localidad muy ligada al ska. En un plano distinto, dentro del relajado espacio Vivir La Energía, la burrianense Begoña Ballester, junto a Xelo Martí, ofrece unas clases de bhangra, música y danza del norte de la India y de Pakistán. Una camiseta con el rostro de Marley y el lema “One love” se pasea por la zona observando la danza. Se tumba en la hierba. Se relaja.

Imagen habitual en la African Village: mientras unos aprenden danzas, otros descansan en el suelo. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

(Cálculos) Aún no hay cifras oficiales. Un cálculo de previsión apuntaba a unos 240.000 asistentes en el total de los ocho días, basándose en unas 30.000 personas por día. Pero entre abonos, miniabonos, entradas por jornada, acceso gratuito para menores de 12 años, mayores de 65 y personas con discapacidad, los 5 euros para desempleados de la provincia, la gente que opta por las entradas de madrugada… realizar cálculos es tarea imposible hasta que llegue la versión oficial. Eso sí, por impresión propia, el lunes, día con precio especial para los parados, la afluencia en todo el recinto resultó muy numerosa.

(Limpieza) En el Arenal Sound, conté dos zonas para depositar las basuras; en el Rototom hay una papelera cada pocas decenas de metros. Y los presentes las utilizan. Se une también que un equipo de limpieza transita constantemente por todo el recinto. El resultado es que después de cuatro días, el festival ha dejado poca huella innecesaria y antihigiénica. El compromiso con el medio ambiente es básico en el Rototom, de ahí esfuerzos como la reducción del consumo energético global, cifrado en un 85% respecto a la edición de 2013 mediante el uso de tecnología led.

(Cuestionar y activar buscando un mundo de diferente mecanismo) El Foro Social es la carpa de las ideas, con el concepto “Love” bien visible. Temas ya tratados: el problema, no precisamente de este año, de las fronteras que separan Europa de África y las políticas de países y de la Unión Europea respecto a la migración (y que nunca tratan el problema real que sirven de base a estos procesos); modos de empleo del colectivo laboral en un estado azotado por el paro, el acceso a un salario digno; los derechos de los trabajadores; la superación personal… Temas que son cuestionados desde el punto de vista de los ineficaces mecanismos actuales, propuestas de nuevas vías y, en todo caso, la necesidad de activarse desde el propio individuo y desde sus colectivos más próximos para buscar otros modos alternativos a los actuales, propios de un capitalismo que se manifiesta muy alejado de ser la panacea anunciada. De todos modos, dadas las reglas actuales, esas propuestas exigirían un cambio que sólo sería posibles con una profunda reforma global que no se plasmará de hoy para mañana.

El Foro Social, punto de encuentro de ideas. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

(More than twenty) Es el título del documental proyectado en la Reggae University y que resume la historia del Rototom Sunsplash. Supone un buen reflejo de lo que se vive en el día a día del festival: armonía, respeto, paz, amor, diálogo, intercambio... Valores básicos que se han deteriorado con el desarrollo de la mayoría de los pueblos regidos por leyes políticas poco o nada humanas.

(Y aún estamos a mitad) Tras lo visto y vivido, la mente tiene una larga cola de temas en estado de espera dentro de las tareas de análisis. Lo curioso es que tras mirar el calendario, ¡aún estamos a mitad del Rototom! Hasta en su duración (larga) se distingue de otros festivales. Aún quedan paradas por visitar (las comerciales ganan el pulso a las sociales e informativas), conciertos por ver (los instrumentos clásicos ganan el pulso a los Djs), intentar responder a la doble pregunta diaria de “¿quién actúa ahora?/ ¿Me gustará?” (porque a gran parte del público también le resulta desconocido el cartel), relajarse sobre la hierba y ver por cualquier lado a los Hermanos Thioune, quienes igual ocupan el escenario más pequeño que se suben al Principal mientras se espera a la siguiente estrella de la noche… Ya no me provoca sorpresa, pero en las primeras actuaciones me llamaba mucho la atención que en muchos de los conciertos del Main es el presentador quien remata el tema final, mientras el vocalista se ha retirado del escenario: una imagen insólita dentro del mundo del pop y del rock. El lema “One love” nunca falta.

(“Love”+”Love”+”Love”… = “Whole lotta love”). De tanto contemplar el lema “One love” se me ha acumulado la idea de “Muchísimo amor”, lo que me conduce a la canción de Led Zeppelin, estandarte de un modo musical alejado… o no tanto… porque cuando Busy Signal utiliza el “Kashmir” antes de cantar el “Forever Young” de los pop-electrónicos Alphaville, cuando Dread Zeppelin se lanzaron a unir ambos mundos a finales de los 80 o cuando los propios británicos registraban temas como “D'yer mak'er”… igual resulta que al final todo se reduce a una palabra: “Música”. A partir de ahí ya entran en juego los gustos y las manías de cada cual. Eso sí, dentro del Rototom siempre estará acompañada por "Love".

El mundo avanzará mejor si la mirada del futuro entiende que las razas y las creencias no deben separar al ser humano. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

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