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Sacromonte. El proyecto berlinés de Alberto Lucendo

Alberto Lucendo pone su foco en Sacromonte.

Sacromonte es el nombre del proyecto de uno de los jóvenes músicos castellonenses que más inquietudes ha mostrado en los últimos años. Se trata de Alberto Lucendo, conocido por sus pasos por grupos como los extintos Panegírico al Legado, y por los todavía activos Los Amantes y Montefuji, pero también por su trabajo como productor y técnico de sonido desde los estudios Rockaway. Dentro de él siempre late un ansia por experimentar y romper los esquemas más propios del pop y del rock. Drama de la Vida -grupo compartido con José Gahs y Vicent Vinaixa- fue un paso, pero desde que se trasladó a Berlín, alejándose de su habitual entorno, su carrera se ha encaminado hacia Sacromonte, un proyecto en solitario, con Raúl Pastor, Rauelsson, como gurú, y Ana Béjar como colaboradores. El primer resultado es el atmosférico y ensoñador Rime, disco editado por Luscinia Discos, en cuya web se puede adquirir una copia física, al igual que en la tienda castellonense Discos Medicinales.

Desde Berlín atiende a Nomepierdoniuna para dar a conocer algunas de las claves que dan forma a Sacromonte, al tiempo que avanza que a finales de abril actuará en directo en el nuevo edificio cutural Menador de Castellón dentro del ciclo Encontres que organiza Born! y el Servei d'Activitats Socioculturals de la UJI (dentro de una gira por España y Portugal) y para este mes de marzo espera el estreno en el Festival de Cine de Málaga del documental sobre la bailaora Sara Baras, que con el nombre de Todas las voces han realizado el alqueriense Rafa Molés y el ilicitano Pepe Andreu, con quienes ya trabajó cuando formaba parte de Montefuji en Five days to dance.

>¿Te llevaste parte de Rime desde Castellón o es un trabajo surgido una vez ya instalado en Berlín?
El proyecto nació en Castellón, más concretamente en Benicàssim. Me ayudó mucho la especie de retiro que tuve allí, los paseos por la playa y por la montaña, la tranquilidad que se respira en invierno. Allí es donde nació la idea y algunas de las canciones, pero no fue hasta que me mudé a Berlín que el proyecto tomó forma y sentido.

>Empezaste en la música dentro de un ámbito más convencional, en grupos como Panegírico al Legado o Los Amantes, pasando después al más alternativo Montefuji y te has ido escorando más hacia el apartado experimental, como es Sacromonte (y creo que me dejo algún proyecto más privado). ¿Cómo se produce en tu interior esta evolución de estilos?
Creo que el estilo más experimental siempre ha estado conmigo. En todos los grupos en los que he estado siempre he sido el de los efectitos y los ruiditos, pero también el pop, el rock, el jazz o la música instrumental son estilos que forman parte de mi vida.  Este disco, aunque está envuelto en atmósferas y no tiene bases rítmicas, en su esencia bebe de la música pop, son temas que han nacido todos a voz y guitarra o piano, y es así más o menos como los defiendo en directo. Por lo tanto, más que una evolución ha sido un agrupamiento de cosas que siempre me han gustado en la forma en que yo las entiendo.

> Pero realmente es ahora cuando te has soltado a tu libre albedrío.
Por todos los grupos por los que he pasado, Panegírico, Montefuji, Los Amantes, de todos he aprendido muchas cosas y he disfrutado, pero siempre dentro de unas limitaciones de estilo; por eso decidí apostar por un proyecto en solitario sin limites. Pero tengo que añadir que no he dejado todos los grupos, sigo teniendo un grupo, Drama de la Vida, que se basa en la improvisación y en el que me siento muy a gusto, junto a José Gahs y Vicent Vinaixa; me parece pura magia todo lo que registramos cuando nos juntamos. Me encantaría poder tocar más con ellos y que el grupo se consolidara. Estamos planeando editar un disco con todo el material que tenemos, por cierto accesible a todo el mundo a través de bandcamp.

>Te vas a Alemania y bautizas el proyecto con un nombre tan granadino como Sacromonte. ¿Por qué?
Bueno, encontrar un nombre para un proyecto no es tarea fácil. Lo primero que haces es buscar en Google,  Spotify, YouTube... todos los nombres que se te ocurren y suele pasar que ya están cogidos. Resulta que Sacromonte no está relacionado a ningún proyecto musical, y es la conjunción de dos palabras que para mí tienen mucho sentido con el proyecto: “sacro”, que es sagrado o que rinde culto a lo divino, y “monte”, en relación a la naturaleza. Son dos cosas que me gustan y que se juntan en una palabra, pero que no tiene mucho que ver con la localización geográfica que seguramente es lo primero que le puede venir a la cabeza a la gente, aunque aquí en Berlín lo confunden con Sacramento U.S.

>¿Qué te ofrece Berlín que no hayas encontrado no ya en Castellón, sino en España o en algún otro lugar de Europa?
Berlín es ahora mismo la capital cultural de Europa, y después del Brexit se consolidará todavía más; también se está produciendo un movimiento de artistas desde Estados Unidos, huyendo del marrón que tienen ahora mismo encima. Es una ciudad que vive del arte y de la cultura y que tiene unas infraestructuras y apoyos para ello enormes. El nivel de vida es bastante parecido a un Madrid o Barcelona en cuanto alquileres, comida, transporte…. Esto hace que sea probablemente uno de los mejores lugares del mundo si estás pensando en desarrollar una carrera como artista. La única barrera es el idioma, pero dentro del circuito artístico te puedes desenvolver en inglés sin muchos problemas.

>¿Te has construido allí un estudio propio?
No. Al principio iba improvisando estudios móviles allá por las casas por las que iba pasando (que no han sido pocas). Así, por ejemplo, he grabado la mayor parte de mi disco y una banda sonora para una película española sobre la bailadora Sara Baras que se estrenará a finales de marzo en el festival de cine de Málaga y creo que simultáneamente se podrá ver en televisión a través de Canal+. Desde hace unos meses he alquilado un estudio equipado donde dispongo de bastantes más medios para trabajar y donde no molesto a los vecinos.

>Pero no has abandonado Castellón. Creo que uno de los principales motivos de tus desplazamientos son las producciones de discos o grabaciones de sonido de otros músicos, algunos bastante alejados de tu estilo. ¿Cuáles son los motivos que te hacen decidirte por aceptar el proyecto de otro grupo?
Castellón y Berlín no están tan lejos, apenas tres horas de vuelo y el precio es el mismo que un billete de tren a Madrid. Para mí tiene sentido seguir trabajando para gente que quiere contar conmigo y con los que tengo cierta complicidad y afinidad a la hora de trabajar. La verdad es que me ilusiona que alguien me llame para contar exclusivamente con mis servicios, sabiendo que va a haber un sobrecoste por desplazamientos y el hándicap de tener que cuadrar agendas con bastante antelación. Normalmente son proyectos que me interesan a nivel personal, en los que creo que puedo aportar realmente algo y  que merece la pena que me desplace para ello, pero también trabajo desde Berlín, para proyectos que pueden funcionar a distancia.

>Rime es un trabajo enteramente personal en el que has contado con muy pocas colaboraciones, y entre ellas la voz de Ana Béjar (Usura, Orlando) y compañera en el sello Luscinia…
Sí, lo de Ana fue bastante casualidad. El contacto surgió en Berlín después de un concierto donde ella tocaba. Estuvimos charlando y surgió la magia. Desde entonces estamos bastante en contacto, de hecho viene para tocar en la presentación del disco el  próximo día 16. Fue a través de ella que conocí el sello Luscinia, con los que he editado el disco y con los que estoy inmensamente contento.

>Y también con el castellonense Rauelsson. ¿De algún modo te ha influido su trabajo Vora?
Raúl ha sido casi el gurú de este disco. Vora no es un disco que me haya influenciado especialmente a la hora de componer, pero Raúl y yo tenemos una afinidad para la música muy parecida, compartimos los mismos gustos y sensibilidad por artistas que prácticamente no son conocidos en España. Estando en Berlín te das cuenta de que él es más respetado aquí que en España y que tiene una red de contactos inmensa por todo el mundo, especialmente en Berlín. Él me ha ayudado sobre todo como guía, dándome apoyo moral y finalmente involucrándose musicalmente trabajando codo con codo en las sesiones de arreglos.

>¿Qué referentes te han influido para este trabajo?
Si tuviera que citar artistas diría que uno de los principales referentes ha sido Grouper a la hora de encontrar una sonoridad. Hay otros artistas que me han influido durante el proceso, como Tiny Vipers, David Lynch, Julianna Barwick, Deaf Center, Chisrtina Vantzou, Rafael Anton Irisarri, Benoît Pioulard, Julia Kent, Brian McBride…

>Creo que eres un músico de formación autodidacta. ¿Tu camino ha sido el de ir descubriendo músicas e intentar reproducirlas?
No diría que ha sido intentado reproducirlas, no soy un músico que se sepa canciones. De hecho mi familia nunca me ha oído tocar si no es en un concierto, ni nunca he tocado en fiestas, campamentos o situaciones de ese tipo, no me gusta mucho reproducir la verdad. Es una de las razones por las que dejé de tocar en grupos también: ensayar una y otra vez lo mismo sin salirte del guión, sin espacio para la improvisación, se me hacía cada vez más cuesta arriba. La música es un medio de expresión para mí. Sale disparado y sin control, y supongo que la forma en la que sale tiene que ver con las cosas que me rodean y que escucho, aunque hay muchas veces que aparecen cosas que no sabes de dónde vienen, o a la inversa, encuentras un artista cuya música tú ya llevabas dentro desde hace tiempo y de repente es como una pieza que encaja en tu puzle a la perfección, como si siempre hubiera sido parte de ti.

>Dentro de ese avance creo que habrá tenido mucho que ver lo que has visto y oído en el ciclo Sons, al que has estado bastante unido durante tus años en Castellón.
El Sons ha sido como un pulmón para mí durante los últimos años que estuve viviendo en Castellón. Que te traigan a casa artistas de medio mundo con propuestas que encajan a la perfección con tu estilo es algo que no se puede pagar, por eso somos ahora un colectivo, porque queremos proteger eso que creemos que es especial y cada uno aporta lo que puede de manera totalmente altruista para que el ciclo siga vivo y que otros puedan seguir disfrutando y descubriendo artistas, que quizás de otra forma nunca descubrirían. Hay muchos artistas que veo tocar a menudo en Berlín o que viven aquí, que han tocado en el Sons y se han quedado a dormir en mi casa y que ahora puedo charlar con ellos y saludar cuando les veo; esto es gracias al Sons, y cuando le cuento a la gente de aquí la cantidad de artistas que han pasado por mi pequeña ciudad de España se quedan bastante sorprendidos. Le debo mucho al ciclo, en inspiración y experiencias.

>¿Y por qué Luscinia para editar el disco?
Luscinia es un sello que hace las cosas de una manera que a mí me gusta. Encaja muy bien con mi filosofía, y el trato es muy familiar a la vez que profesional. Durante todos estos años trabajando en la música, he escuchado unas cuantas historias de sellos y discográficas, y los dolores de cabeza y decepciones que te pueden acabar dando. Por eso no quería acabar en cualquier sello a cualquier precio, quería elegir uno honesto y que realmente creyera en mi proyecto, para el que no fuera un simple producto a explotar y si no funciona que me tiren a la basura.

>Cada una de las canciones es muy atmosférica, muy de planos mentales. ¿Cuál es tu proceso de creación de cada una de las piezas?
En casi todas las canciones el proceso ha sido parecido: empieza con una nota de voz en el teléfono o en la grabadora de mano; a veces esa toma queda en el disco, como sucede en “Flashlight Fish”, que es una canción a voz y guitarra acústica grabada en el salón de casa con la grabadora de mano, una sola toma, y ésa es la que está en el disco. Luego envuelvo esas tomas con atmósferas y efectos, me gusta mucho utilizar grabaciones de campo. Soy bastante coleccionista de sonidos y allí donde voy suelo registrar sonidos de calles, trenes, pájaros, agua y cosas que me atraen. “The dream is over”, que es la canción más antigua, empezó con batería y guitarra eléctrica, luego hice una versión solo con guitarra acústica y sin batería, y fue justo después de encontrarme con Raúl en Berlín por primera vez en verano del 2015, influido por la charla que habíamos tenido, al día siguiente cogí un órgano que había comprado por un euro en un mercadillo (el cual está fuera de tono), y aprovechando que mi compañero de piso estaba de viaje, ocupé su habitación, ya que en la mía no cabía, y grabé casi de un tirón la versión que está en el disco. Como ésa hay mil anécdotas que me encanta recordar cada vez que escucho las canciones.

>De algún modo, me parece un trabajo más de productor que de músico. 
Es una mezcla claro está. Como técnico de sonido y productor, utilizo las herramientas de grabación casi como un instrumento más, así que cuando estoy grabando, estoy ya prácticamente mezclando. Tengo muy claro el sonido al que quiero llegar desde un principio y lo consigo bastante rápido, por lo que luego realmente hay poco trabajo de mezcla o producción. En este caso la mezcla se ha basado más en mejorar el sonido de las tomas, ya que han sido grabadas todas en casa y con pocos medios, eso le aporta cierta personalidad y una sonoridad muy íntima, que creo me hubiera sido imposible reproducir en un estudio.

>Un disco que bien pudiera ser una banda sonora de una película.
No lo veo nada score, aunque entiendo que el uso de atmosferas y la ausencia de ritmo invitan a la creación de paisajes, pero me gusta que cada uno pueda cerrar los ojos y crear su propia película. Precisamente ahora mismo uno de mis principales trabajos es hacer música para películas, y diría que se aleja mucho de la música de Sacromonte. Lo iréis viendo a medida que se vayan publicando. El mundo del cine va un poco más lento. Pero quizás sí el próximo disco tenga que ver más con la música instrumental, no lo sé, pero es por eso que decidí crear una identidad nueva que no se viera atada a nada, con la que puedo reinventarme y hacer lo que quiera sin que tenga una vinculación directa con mi trabajo.

“El primer concierto de Sacromonte fue un poco traumático. Era la primera vez en mi vida que me subía a un escenario a tocar mis canciones y a cantar”

>¿Por qué el título Rime?
Es una inspiración procedente de La Divina Comedia, de Dante. Se refiere a las composiciones sueltas, de diferentes momentos e inspiraciones, y a las que se ha denominado Rime.

>Debut en directo en el Badehaus de Berlin y el 16 de marzo en el Madame Claude, también de la misma ciudad. ¿Qué tal la primera experiencia en vivo?
Fue un poco traumático. Era la primera vez en mi vida que me subía a un escenario a tocar mis canciones y a cantar; sobre todo el tema de cantar me daba mucho respeto. Ahora, una vez pasada la primera experiencia, ya estoy más seguro y con ganas de tocar más. El objetivo es pulir y mejorar el directo, que creo que aún le falta bastante. Es difícil defender los temas uno solo. Con una banda sería todo mucho más fácil, pero uno de los objetivos de este proyecto era el no depender de nadie, así que de momento tendré que buscar la fórmula para hacerlo lo mejor posible con mis propios medios. El día 16 es la presentación del disco aquí en Berlín, la idea es hacer algo especial con amigos, y con Ana Béjar que viene expresamente desde España.

 >¿Planes a la vista? ¿Presentación en Castellón?
El plan más inmediato es tocar bastante en directo, aunque quizás ya tenga la cabeza más puesta en un nuevo disco que en éste que estoy presentando, pero bueno, ahora toca girar, coger tablas y dar a conocer el proyecto a la gente. El feedback de la gente es muy importante y creo que también me va a dar muchas ideas de cara al nuevo disco y a mejorar los directos. Tengo ya cerrada una gira por España y Portugal, y una de las fechas por supuesto será en Castellón a finales de abril dentro del ciclo Encontres. Me gustaría montar un bolo especial en Castellón, invitando amigos y con colaboraciones, pero de momento por temas de agenda aún no lo he podido cerrar. Quizás lo haga para después de verano. Así que de momento, nos vemos a finales de abril en el Encontres, que además creo que estrenaremos nueva sede en el antiguo edificio de Hacienda en Huertos Sogueros reconvertido en centro cultural -Menador- y en el que me hace cierta ilusión tocar, ya que he vivido varios años en una casa adjunta a ese edificio abandonado y le tengo cierto cariño.