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Microteatro con La Ravalera para liberar la mente

Escaleras en las que es imposible esconder el polvo, una surrealista reunión entre agricultores, un concierto para celebrar y Soledad enseñándonos lo importante que es descansar. La Ravalera cierra su 'Temps de guaret' con gran éxito.
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La Ravalera escribe distintas historias a través del microteatro en la Cámara Agraria de Castellón. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

Soledad dormía muy pocas horas al día. En realidad no dormía. Tampoco tenía tiempo casi ni para ducharse o comer. En realidad no se duchaba, tampoco comía. Porque, en realidad, Soledad vivía para trabajar. Y ahora en ese pueblo cantan y despiden a Soledad. Pero no es la primera persona que fallece en poco tiempo, y todos se preguntan: ¿Quién será el o la siguiente? Pero es que Soledad no tenía tiempo para descansar. Nunca pudo sentarse en una silla para no pensar en nada (o para mirar el cactus) o simplemente para poder hacer todo aquello con lo que conseguir darle al botón de pausa, en todos los sentidos. Acostumbrados a seguir el ritmo frenético que marca el día a día, el ser humano se ha olvidado de su descanso. Del tiempo muerto. Y precisamente eso es lo que perseguía y ha conseguido la Fira de Teatre Breu de La Ravalera con su edición Temps de guaret, que se ha podido disfrutar del 2 al 4 de diciembre en la Cámara Agraria de Castellón.

Basándose en esta práctica agrícola en la que se deja descansar a la tierra para que pueda recuperarse y dar mejores frutos en la siguiente cosecha, La Ravalera consigue, a través del microteatro (obras con una duración de unos 15 minutos aproximadamente) y un concierto, que el público viva su propio barbecho. Y lo hace de dos formas, por un lado, creando un tiempo de reflexión y de descanso a través de esta propuesta teatral y musical y, por otro lado, a través de todas las cosas que dicen las piezas que componen la feria, tal y como consigue la compañía Tremendes Teatre con Enterra’t, la historia de Soledad, la que nos enseñó lo importante que es descansar.

El 'Enterra't' de Tremendes Teatre. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

A diferencia de anteriores ediciones, en este caso La Ravalera decidía redescubrir un único espacio al público. La Cámara Agraria de Castellón (avenida Mare de Deu del Lledó, 16) abría sus puertas a distintas historias con las que, como ya es un sello característico de La Ravalera, han conseguido volver a dar vida a ese punto de unión entre la reflexión y el entretenimiento. Porque La Ravalera tiene esa capacidad para que podamos llorar la partida de Soledad entre carcajadas mientras nos vemos reflejados en ella.

Pero también para sentarnos en una escalera y conocer a una mujer sin nombre, con Els senyor de la terra de Begoña Tena. Sin pasado y sin futuro. Aquella para la que, incluso antes de que naciese, ya habían planeado cuál sería su destino. ¿Será que nos vemos en la obligación de cumplir con el papel que supuestamente se nos ha adjudicado?, ¿se puede cambiar?

Begoña Tena con 'Els senyors de la terra' en la escaleras de la Cámara Agraria de Castellón. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

Ella sigue limpiando la escalera, porque a los amos no les gusta ver las pisadas de barro de los pobres. Aunque, por mucho que se quiera limpiar la realidad, hay polvos que no se pueden quitar. Ella limpia la escalera mientras recuerda ese momento en el que se sintió libre, cuando conoció sus capacidades, cuando le dijeron que ni su sexo ni nada puede determinar absolutamente nada. Pero todo cambió, y parecía que su vida ya estaba escrita. Y ella sigue limpiando la escalera. Pero, recordad, a los amos les gusta que se entre de uno en uno en su despacho, sin hacer ruido.

Y de una escalera a la sala de reuniones. En L’assemblea de Sense Nom. Una reunión entre los miembros de la Cámara Agraria de Castellón en la que el público, además de ser testigo, incluso puede participar. Pero esta no es una reunión normal. Lo que parecía una discusión entre agricultores sobre las tierras de Martí, acaba convirtiéndose en una divertida asamblea en la que, precisamente, sobre tierras se habla poco.

Público y actores dando forma a 'L'assemblea' de Sense Nom. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

Y así, tras la siembra, el riego y la cosecha (el nombre de los distintos itinerarios de la feria), era el momento de la celebración. Una fiesta orquestada por Ual·la! (además de poder degustar un zumo de naranja o cerveza artesanal), que dieron forma a una interesante propuesta que combina su música con un parte teatral, de forma poco común y divertida. Entre bromas y melodías, Ual·la! consiguió que el broche de este Temps de guaret tuviese nombre de mujer, la que se quiere por lo que es, sin más (y con o sin aderezos). También un divertido popurrí, en el que descubrimos que el Neandertal del 2000 escucha Enrique Iglesias (“Bailando”), una teatralizada llamada de atención a ese mundo al que le estamos destruyendo su futuro y una oda al amor, pero al de verdad y no al romanticismo enfermo que dibuja idílicos castillos en el cielo.

Y así, entre escaleras llenas de polvo, curiosos consejos de amor y agostadas risas, La Ravalera creó el lugar perfecto para el guaret. Para pensar cómo afrontar la llegada de la primavera (y de la próxima edición de la Fira de Teatre Breu La Ravalera.

Ual·la! puso el broche final al 'Temps de guaret'. Foto: Ángel Sánchez (ACF).

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