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MIA corona el FIB 2014

Desbordante de carisma y respaldada por sus proyecciones, la artista británica de origen cingalés se echó el festival a las espaldas para salvarlo en el último momento con un concierto potentísimo. Afilada y deslumbrante, la mezcla de rap, electrónica, jungle, dub y reggae de MIA la encumbró como lo mejor del FIB del 20º aniversario en la jornada del domingo. Antes, Travis había allanado el terreno con su sonriente pop atemporal y el ambiente fue tan propicio que hasta The Charlatans volvieron a funcionar. Alesso remató la jugada con toda su pirotecnia y Drenge y PUSA pusieron la cara más rock. De cara al futuro el director del FIB, Melvin Benn, defiende “el atractivo de la experiencia del festival sobre el cartel”, buscando el “difícil equilibrio” entre “artistas comerciales, con una trayectoria de décadas y los que están empezando”.
  
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Agitar sin miedo todos los estilos que ella combina sin caer en el más empalagoso de los pastiches se puede considerar casi un milagro. Hacer que el FIB 2014, después de lo que ocurrió el jueves, el viernes y el sábado, se levantara prácticamente de la lona sobre la campana, también. Lo habíamos dicho en la previa: en cualquier momento podía saltar la chispa. Y ocurrió con MIA en la última jornada, la del domingo, al filo de la media noche. Después de una vigésima edición que no había estado a la altura de su brillante historia, con algún buen concierto, resultones y reguleros la mayoría, también infames. Pero ninguno con el mordiente suficiente. Hasta que llegó ella y, con un minimalista formato sound system, apoyada en un dj, dos bailarines y unas proyecciones deslumbrantes se hizo con el escenario Maravillas. La cantante, compositora y video-artista británica de origen cingalés soltó un conciertazo del tirón, sin descanso, enlazando sus mejores argumentos y dejándonos boquiabiertos y con ganas de más. Todo tomó otro cariz a partir de ese momento. Incluso cambió la percepción de las declaraciones excesivamente optimistas que había realizado el nuevo director del festival esa misma mañana. ¿Tanto como para reconciliarnos con este discreto FIB del 20º aniversario? Bueno, tampoco flipemos.

Lo de MIA fue todo un puñetazo en la mesa. Con actitud desafiante, carismática y sexy, ofreció un concierto electrizante. Las bases hip-hop y sus rimas afiladas sirvieron de hilo conductor para que todo cuajara en su exuberante coctelera: la electrónica, el jungle, el dub, los sonidos árabes y hasta el reggae, incluida la aparición del león en las proyecciones, que por momentos hizo de puente con el próximo festival que acogerá Benicàssim a finales de agosto, el Rototom Sunsplash. Unas proyecciones que merecen capítulo aparte. Creadas por ella misma y perfectamente sincronizadas con las canciones, fueron como un instrumento más durante toda la actuación. Especialmente impactante resultaron las referencias al control todopoderoso de Google en “The Message” o la última, “Bad Girls”, sincronizada con el portentoso videoclip de las peripecias al volante en carreteras del desierto. Justo después de hacer cumbre con “Paper Planes”. Cargo su revólver, sí, y nos disparó un conciertazo certero.

Fran Healy, la luz de Travis. Foto: Carme Ripollès (ACF Fotografía).

A MIA le había allanado el camino Travis, los otros triunfadores del domingo con un concierto de esos que te dejan con una sonrisa de oreja a oreja y –a algunos, ¡ay!- hasta un nudo en la garganta. La banda de Glasgow demostró que tiene una larga lista de canciones reconocibles y indelebles. Como comentaba Enrique Ballester –el que mejor tuitea el FIB de lejos-, “a nadie le puede venir mal un concierto de Travis”. Además, mientras anochecía, Fran Healy, con esa bondadosa barba de ermitaño, parecía tener una luz especial el domingo en Benicàssim. “Why does it always rains on me?”, “Side”, “Sing” o “Flowers in the windo”, coreándola todo el grupo como si estuvieran de acampada en la montaña… Cayeron todas y, sí, todas nos vinieron bien.

La noche fue tan propicia que incluso The Charlatans se salieron con la suya. Los de Mánchester fueron uno de los cabezas de cartel del primer FIB, en 1995, y regresaron al escenario grande en la edición de 1999, por lo que eran los más insignes veteranos de guerra en el 20º aniversario. Después de dejar un más que discreto concierto en el Arenal Sound de 2011, y relegados a un escenario secundario, todo hacía esperar que pasarían con más pena que gloria. Sin embargo, se sacaron un concierto más que solvente de la chistera. Visitando todos sus clásicos, tirando de nostalgia, sin titubeos, haciendo bailar y cantar al numeroso público que se acercó a verlos.

Dos asistentes al FIB, queriéndose. Foto: Carme Ripollès (ACF Fotografía).

El broche del escenario Maravillas no podría haber sido mejor. Directo desde Tomorrowland aterrizaba un joven y talentoso Alesso. Aunque el diez habría sido poder ver una sesión suya junto a Ingrosso (su descubridor, que el sábado actuó también sobre el mismo escenario), lo cierto es que, en este caso, el aprendiz superó al maestro. Un espectacular juego de luces, imágenes, fuegos artificiales, confeti y un sinfín de efectos especiales calculados a la perfección que redondearon su electrónica y la pusieron al más alto nivel. Huyendo de su perfil más comercial, Alesso supo variar entre sus temas conocidos y otros remixes que pusieron bien arriba el Maravillas. Cerró el escenario grande del 20º FIB la genuina voz de Theo Hutchcraft (Hurts) –pregrabada, claro- en “Under Control”, las luces parpadean, del escenario sale fuego, cientos de trocitos de papel salen disparados por todas partes y Alesso da el subidón final.

Pablo Nutini fue el encargado de lidiar con el marrón de salir al escenario tras el huracán MIA y antes de la pirotecnia de Alesso. Apoyado en sus canciones y su voz rota casi perfecta, su característico soul fue una especie de apagón para gran parte del público, si bien la puesta en escena y las proyecciones –por momentos desconcertantes, sin ligar mucho con su música- contribuyeron a captar la atención.

Paolo Nutini. Foto: Carme Ripollès (ACF Fotografía).

El escenario Maravillas había empezado con buen pie el domingo con un dúo que dará que hablar. Son hermanos; uno a la batería y el otro guitarra y voz. Y no hizo falta absolutamente nada más. Los jóvenes Eoin y Roy Loveless, más conocidos como Drenge, se subieron al escenario e hicieron toda una demostración de técnica, compenetración y buen sonido grunge de antes. Para ellos no había nada más, ni si quiera parecían saber que estaban sobre el escenario principal del FIB, ellos iban a su bola -incluso resultaba difícil poder ver cómo se manejaba Eoin con la guitarra, siempre de espaldas-. Sólo importaba lo que verdaderamente tenía que importar, su sonido. Un acertado solo de batería, otro de guitarra y ambos abandonan el escenario. Sin más. 100% convincentes.

Y de las nuevas caras grunge del Maravillas, a la veteranía del Trident con The Presidents of The United States of America. La otra cara, la de aquellos que ya se conocen las tablas como la palma de su mano, y se nota con tan sólo verlos sobre ellas. PUSA despertó la tarde del FIB, dándole cierto toque canalla y divertido. La que fuese banda del momento en los 90 consiguió reunir a algunos de sus seguidores en el festival y les hizo maullar (“Kitty”). Se despidieron con su versión de “Video Killed the Radio Star”, pero sus guitarras hicieron que volvieran varias veces; parecía que los norteamericanos no tenían ganas de bajarse al escenario ni el público de que lo hiciesen. Sorprendente verles con tanto fuelle.

Teclados, guitarras y baterías sobre el escenario FIBClub. Le tocaba el turno a los franceses La Femme. New wave con un toque pop diferente y un excelente sonido. No vino nada mal un poco de ritmo fresco y actitud de La Femme para recuperarse de esos conciertos que no dijeron absolutamente nada, como el de Kodaline en el Maravillas, con más público sentado que dispuesto a corear sus insulsas canciones pop-folk, o el de Hozier, interesante voz con buena base pero que no terminó de cuajar.

Melvin Benn, entre el FIB y el Latitude Festival. Foto: Pau Bellido (ACF Fotografía).

El mismo domingo al mediodía la organización del FIB hizo balance del festival en el hotel Bonaire de Benicàssim, en el que aseguró que se habían registrado 30.000 asistentes por día para un total 120.000, de los que el 55% fueron británicos e irlandeses (5 puntos menos que en 2013, ¿?) y 40%. El nuevo director, Melvin Benn, se mostró especialmente optimista con el desarrollo de la 20ª edición y con el futuro del festival, a pesar de que el viernes y el sábado no estuvo en Benicàssim, sino en el británico Latitude Festival, que también dirige. De hecho, hizo varias referencias a bandas que hicieron doblete, como James y Lily Allen, de los que dijo estaban “muy excitados” con su participación en el FIB. Benn hizo una defensa cerrada del cartel del FIB 2014, subrayando la exclusividad de los conciertos de Kasabian y The Libertines, que sólo han hecho otra actuación en Glastonbury y Hyde Park este año, respectivamente. “La clave de este año era presentar un cartel fuerte que permitiera al festival seguir avanzando y eso lo hemos conseguido”, señaló, aunque matizó: “La música es una cosa subjetiva, a unas personas les gustan unos grupos y a otras otros; siempre no se puede acertar con el cartel con todo el mundo”.

En esta línea, el director argumentó que, en adelante, “el objetivo seguirá siendo hacer un cartel amplio, que muestre toda la variedad posible, desde artistas comerciales y conocidos, a artistas con trayectoria de décadas y otros que están empezando”. “Es un equilibrio difícil, que se consigue año a año, pero lo importante es que tanto los grandes como los pequeños sean de calidad y que convenzan a la gente que viene”, asumió. Con todo, Malvin Benn subrayó que el FIB es un “auténtico referente internacional” y, para ilustrarlo, aseguró que “después de Madrid y Barcelona, la ciudad española más conocida en el Reino Unido e Irlanda es Benicàssim gracias al festival”.

Público en el FIB 2014. Foto: Carme Ripollès (ACF).

Preguntado por futuras confirmaciones de cartel, Melvin Benn, fue muy claro al decir que “Bowie no va a girar el año que viene y Prince es muy difícil que haga festivales” y proclamar: “El festival ha de ser atractivo por sí mismo, por la experiencia que propone, más allá de los cabezas de cartel; la presencia del festival en el mercado es lo que debe de hacer que la gente quiera venir, los cabezas de cartel no son más que la guinda y esa experiencia la tenemos que hacer entre todos”, declaró.

Por último, el director del FIB se mostró muy satisfecho con la respuesta que ha recibido la iniciativa Rock This Town, que el martes y el miércoles previos al festival ofreció actuaciones en plazas y playas de Benicàssim a cargo de bandas de la Comunitat Valenciana fundamentalmente, además del regreso de la Cita con la Danza, y aseguró su continiudad. Sin embargo, preguntado por el regreso de actividades extramusicales como el festival de cine, el de teatro y el de arte contemporáneo, Benn fue mucho más enigmático: “No sabemos si volverán, pero si se dejaron de hacer es porque económicamente era carísimo; ahora se ha conseguido un equilibro muy bueno entre los conciertos y la danza y lo que sí que puedo decir es que se va a intentar hacer viable económicamente el retorno de las extramusicales, aunque ahora mismo es imposible saberlo”. Como colorario, el empresario británico proclamó que van a seguir “trabajando duro para que la aventura que iniciaron los hermanos Morán hace 20 años siga adelante por mucho tiempo”.

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