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El rap (también) es mujer

El empoderamiento de la mujer a través de la rima. El fallecimiento de Gata Cattana viste de luto al rap y al feminismo. Suelen ser las protagonistas de las letras, pero ahora también sus autoras.
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La rapera Gata Cattana falleció el pasado 2 de marzo.

“Las mujeres somos mujeres” (“Lisístrata”), defendía una y otra vez Gata Cattana. Y lo seguirá haciendo, porque sus canciones ya forman parte del legado del rap español. Ana Isabel García era la politóloga, Gata Cattana la rapera a la que le era difícil bufar y Ana Sorza el nombre de la poetisa que se sentía libre. Pero todas ellas eran mujer. El pasado 2 de marzo, con tan solo 26 años, Gata Cattana fallecía a causa de unas complicaciones cardiacas. Además de sus trabajos publicados, un poemario (La escala de Mohs) e incluso un disco largo, Banzai, prácticamente acabado pero aún en el estudio, Gata Cattana se había convertido en una figura importante dentro de la escena hip hop nacional. Y no sólo por su forma de rapear o su furia sobre el escenario, sino por conseguir poner el foco de atención de la música rap en el feminismo.

El rap habla muchas veces de mujeres, aunque la mayor parte de esas veces lo hacen hombres. Se habla de mujeres, de las que son consideradas como trozos de carne y un mero acompañante de duros raperos de barrio; pero también de las que les han parido, las que les han roto el corazón o les han enamorado. Incluso ellos, en el rap, son los encargados de defender su figura y su valentía, de poner letra y música a su lucha. Son las protagonistas, en las letras. Pero, ¿por qué hay tan pocas mujeres en el rap nacional? ¿Por qué no son ellas mismas las que cuentan todo esto? ¿Necesita el rap al hombre como altavoz para defender los derechos de las mujeres?

Lo explicaba el mc zaragozano Sharif el pasado 20 de febrero en la Llotja del Cànem, dentro del ciclo Encontres Musicals: el rap es un género relativamente joven en España y hace dos décadas era complicado ver a mujeres incluso entre el público. Pero eso ahora ha cambiado, igual que ha ocurrido con otros géneros, y de la misma manera que empiezan a llenar las salas y a sentirse identificadas con las letras, cada vez serán más las que se suban a un escenario. Si incluso hasta hace varios años para una mujer era sumamente complicado encontrar ropa urbana pensada para ella (sin que tenga que ser de hombre o ropa sexualizada). En Castellón, por ejemplo, aún no se conoce una escena femenina de rap. Tiempo al tiempo.

Gata Cattana era consideraba como la sucesora de otra figura femenina de sobra conocida dentro y fuera del rap, Mala Rodríguez. La Mala es uno de los grandes valores del género, y no solo por aportar ese toque tan característico que tiene de escupir sus rimas, sino por conseguir que las mujeres también nos subamos a un escenario con ella a través de sus canciones. Como ese “Nanai” lleno de rabia o una acertadísimo Bruja (2013).

Aunque gran parte del protagonismo se la llevan ellos, lo cierto es que ellas también han sabido crear su propio camino. Al fin y al cabo, no se trata de una guerra de sexos, sino de representar a través de varias voces un género que se caracteriza por su realidad y cercanía, por su facilidad para contar historias con las que los oyentes se pueden sentir reflejados. Es por esto que hacían falta mujeres en el rap que contasen lo que las mujeres viven, sienten y necesitan escuchar y para que el resto del mundo también pueda entender todas esas cosas. Un rap que va más allá de sus pollas (referencia habitual), y que habla de feminismo, lucha y libertad, de empoderamiento pero también del barrio, de la sociedad y la realidad, de amor, de odio e incluso de dinero, alcohol y sexo. De todas aquellas cosas que habla el rap, pero esta vez con voz y cerebro de mujer. De liberación. En el caso de Gata Cattana, incluso se pueden apreciar letras capaces de coser cierta luz en su ácida oscuridad, una constante alabanza a la creación artística, a su origen, y numerosas referencias históricas y mitológicas.

Un camino que han marcado otras figuras en la escena como Shuga Wuga, la rubia guerrera: “Cuando la conquista es decidir por una misma” (“Se les ve venir”) o Arianna Puello. Y las nuevas oleadas, con unas jóvenes Kilotosoviet, quienes han tenido que soportar ciertos ataques a raíz de su tema “Golpe de coño”. Furia, la mata príncipes azules, quien, además de con su música, alarga la fortaleza de su mensaje a través de talleres (Rap como instrumento de empoderamiento) o la peleona Wöyza, entre otras.

Las mujeres no necesitan al hombre para que haga llegar su mensaje, porque saben perfectamente cómo hacerlo. Como Gata Cattana, que lo consiguió a través de la lírica. Luchando contra la reproducción del machismo, los tópicos sexuales y la cosificación en la música, algo que no únicamente sucede en el rap.

Ella era una de esas mc’s capaces de empuñar un micrófono por el feminismo. El rap en particular, y el mundo de la música en general, necesitan de gente como Gata Cattana y todo lo que representa con sus canciones, su poesía y, sobre todo, su actitud. Gata Cattana era el alter ego de Ana. La primera se mostraba fuerte, prácticamente invencible para así conseguir defender el mundo en el que vivía la segunda. Tal y como nos ocurre a otras muchas mujeres cada día.

“Vine de la tierra, y a la tierra voy” - Gata Cattana en "De la tierra"

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