Miguel Andrés durante la instalación del "sistema" en la performance 'Live the System'. Foto: Pau Bellido (ACF).

Se apaga la luz y aparece un sujeto prácticamente desnudo en medio del escenario. Inamovible. A su espalda una pantalla. Se escucha una voz: “Welcome to the system. Please wait…”. Comienza la instalación. De esta forma presenta el artista –convertido en sujeto pasivo- Miguel Andrés su performance en el Social Space de la feria de arte Marte. Durante apenas cinco minutos un sistema informático es instalado en el sujeto desnudo y vació que aparece sobre el escenario. Poco a poco, el System carga en él toda la información aparentemente necesaria para que cualquier persona pueda funcionar y desenvolverse de manera correcta, o por lo menos de la forma en la que le conviene al sistema. La búsqueda de un Dios que no existe y, por tanto, la creación de uno y la eliminación de otro tipo de teorías, el consumismo simple y masivo, las reglas sociales, los estándares de belleza, los particulares fármacos en forma de anti-virus; la eliminación de aquellos archivos innecesarios para este sistema como la conciencia social o los sindicatos, la creación del patriotismo, la ética, los estudios… Todo para que, finalmente, el sujeto quede totalmente actualizado con las bases de un sistema que, sujeto tras sujeto, logra perpetuarse y que la instalación sea un éxito.

Miguel Andrés no cuelga sus obras en ninguna pared, se vale de la estética, la escena y del arte vivo. System (Live Performance), que es el título de su obra, es una de las performance que han pasado por el Social Space de Marte, la primera Feria Internacional de Arte Contemporáneo, que se ha celebrado en Castellón. Estas marcianadas que no podrán exponer las galerías en sus estands ni tampoco se podrán comprar para tenerlas en casa, son la otra cara artística por la que también ha apostado Marte. Y todo porque, dentro de su carácter efímero, dejan un impacto profundo que queda grabado, precisamente, como si fuésemos ahora nosotros los sujetos del system; te deja instalado.

Inés Bermejo y Eva Díez, 'atadas' en su performance. Foto: Pau Bellido (ACF).

Precisamente, reivindicando la libertad y la auto-expresión también aparecen sobre el escenario del Palau de la Festa –rebautizado como Social Space- Inés Bermejo y Eva Díez con Si no puedo bailar… tu revolución no me interesa. Las artistas se apropian de la frase de la anarquista y pionera en la lucha por los derechos de la mujer Emma Goldman, para difundir su mensaje de libertad. En este caso, el público forma parte importante de la performance. Quitarse la ropa, poder ir en pijama y zapatillas, recorrer el mundo en una furgoneta, la libertad de expresión, una igualdad real, cargarse las motos que hacen ruido, poder decir siempre la verdad, enmarcar algún atardecer o no necesitar dinero para llevar a cabo los deseos son algunos de los mensajes que dejan escritos el público en unas tarjetas que les facilitan antes de empezar la muestra.

'Si no puedo bailar... tu revolución no me interesa' de Inés Bermejo y Eva Díez, un reclamo por la libertad personal. Foto: Pau Bellido (ACF).

Todos estos deseos ligados a la libertad personal de cada uno son leídos en el escenario por Inés Bermejo mientras Eva Díez une dos escaleras, hasta entonces independientes, a través de una cuerda. Los deseos de libertad desaparecen, y ellas también. Sobre la pantalla en la que antes se estaba instalando el sistema de Miguel Andrés, se proyecta el videoarte de estas dos artistas que se encontraban luchando, precisamente, por salir de ese sistema, mostrando el cuerpo como un todo y su movimiento como el arma para la libertad. Vuelven al escenario, esta vez para enredar sus pelos en la cuerda, conectando la muestra visual con la escénica, y conectándose entre ellas mismas. Ambas quieren moverse y parece que hay algo que se lo impide, pero ellas quieren bailar; anhelan bailar.

Otro de los espacios de Marte, Curiosity Space, también hacía un doble papel entre sala audiovisual con el pase continuado de videoarte cada tarde y escenario de otra de las performance marcianas de esta primera edición: Tattoo Box de Mocete & Ribera, que despertó un gran interés por parte del público que, una vez más, se convertía en parte activa de la muestra.

El juego entre la fotografía y el cuerpo desnudo de 'Tattoo Box' de Mocete&Ribera. Foto: Pau Bellido (ACF).

La idea inicial de Tattoo Box consistía en que fuese el propio público el que se dejase proyectar las obras sobre sus cuerpos desnudos mientras eran fotografiados. Pero en este caso, y dando un giro a esta idea, es una modelo desnuda sobre la que se proyectan distintas imágenes y es el propio público el que puede acercarse a fotografiara y, por tanto, crear ellos mismos la obra. Tattoo Box aúna el desnudo fotografiado con las obras pictóricas, consiguiendo una imagen final que no es ni más ni menos que un híbrido de ambas, jugando con las diferentes texturas y consiguiendo crear una obra completamente nueva que poco tiene que ver con la fotografía y las imágenes proyectadas o con el cuerpo desnudo.

Curiosity Space fue el escenario escogido para 'Tattoo Box' de Mocete&Ribera. Foto: Pau Bellido (ACF).

Estas obras, performance y videoarte que aterrizaron en Marte el sábado 13 se han convertido en otras formas distintas de percibir el arte. Lo que se podía descubrir en el Social Space y en Curiosity Space son las fórmulas con las que también ha jugado Marte con el arte durante estos cuatro días (del jueves 11 al domingo 14) en el Palau de la Festa, y que han conseguido que los marcianos conecten e interactúen de otra forma con el arte.